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Viven mexiquenses pánico en sismo de la CDMX

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Muchos empleados mexiquenses que trabajan en la CDMX desconocen que pasará con sus empleos, pues el inmueble quedo inhabitable.


Por Eduardo Velasco
Miles de mexiquenses que trabajan y estudian en la Ciudad de México, vivieron una película de terror el día ayer, en el momento en que se encontraban en sus lugares de trabajo o de estudio cuando los sorprendió el sismo de 7.1, que sacudió la tierra de la capital, como hace 32 años.
“Pensé que el edificio se iba a caer, porque el movimiento era muy fuerte”, así lo recuerda Monserrat Lucio Palacios, profesionista y vecina del municipio de Tultitlán, quien laboraba en una oficina, en un edificio ubicado a unos metros del Circuito, en la CDMX.
La historia de Monserrat, es como la de muchos mexiquenses que viven en la zona metropolitana del Valle de México, incluso la de centenares que habitantes de la capital de la entidad, que todos los días salen de sus hogares, antes de que salga el sol, para laborar o estudiar en diferentes delegaciones capitalinas.
Lucio Palacios relata que como todos los días salió de su casa y emprendió su camino hasta su trabajo, donde, por el tráfico llego un poco más tarde de lo habitual, pensando en las juntas y actividades que tenía programada para desarrollar durante el día.
Sin mayores contratiempos trascurrieron las horas, hasta el momento en que Monserrat y sus compañeros, que se encontraban en un sexto piso, se alistaron para participan en el simulacro programado para las 11:00 horas de este martes.
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“Durante el simulacro la gente con mucha calma bajo las escaleras, y en los pisos de abajo la gente pasaba uno a uno y nos íbamos alternando para que bajara la gente y cuando bajamos nos dijeron cuál era el punto seguro, donde no había edificios altos”, relató Monserrat, quien calificó como positivo cada una de las acciones que realizaron durante el ejercicio.
La vecina de Tultitlán relató que al término del simulacro, ella y sus compañeros regresaron a su oficina, para reanudar las actividades que tenían programas, sin pensar lo que minutos más tarde vivirían.
“En el edificio donde estoy tienen muchas vibraciones, estamos acostumbrados que de repente como que brinca, por el paso de los camiones, y eso fue lo que sentimos un ligero brinquito”, señaló Monserrat, que al percatarse de que se trataba de un sismo decidieron salir, siendo su celular lo único que tomó.
Lucio Palacios narra que salieron rápido del edificio, en la medida de lo que les permitía el sismo, ya que por lo fuerte de los movimientos no podían corren; “llegue al marco de la puerta, baje tres escalones, detrás de mi venia una persona que me empezó a empujar y a gritar y se bajó corriendo”.
Indicó que por la fuerza del sismo no se podía mover, por lo que se quedó por momentos recargada a la mitad de la escalera, miran do el movimiento de la misma y como es que se empezaba a cuartear.
“Pensé que el edificio se iba a caer, porque el movimiento era muy fuerte, ya habíamos sentido temblores fuertes, pero nunca se cuartearon las escaleras, ni se movió las escaleras, como el día de ayer”, expresó Monserrat, quien dijo que todo lo que hicieron en el simulacro no se aplicó.

“Nadie bajó con calma, nadie le cedía el paso a nadie”, recuerda Monserrat quien reitera que nadie siguió los protocolos que minutos antes en el simulacro habían practicado.

Indicó que salieron corriendo con el temor de que el edificio se fuera a caer, donde percibieron olor a gas, por las fondas económicas que hay a su alrededor y junto con sus compañeros decidieron retirarse a un parque cercano a su oficina.
Al sentirse a salvo, manifestó que lo primero que intentaron hacer fue comunicarse con sus familiares, pero el servicio de telefonía no servía, para saber si sus seres queridos se encontraban bien.
“Fu muy difícil, porque todo se satura, la rede de internet no hay, se cae la señal, entonces en ese momento fue complicado localizar a un familiar y poco a poco me empezaron a llegar mensajes de que estaban bien, de que no les había pasado nada y me llego la calma”, describió.
El susto manifestó Monserrat fue muy grande y sufrió un impacto, al saber que varios edificios de la colonia Cuauhtémoc, donde se encuentra su lugar de trabajo, se cayeron muy cerca de donde se encontraba.
Después de una hora señala que subió a su oficina para recoger sus cosas, se encontró con edificio totalmente cuarteado, obscuro e irreconocible, ya que por el movimiento todo estaba fuera de su lugar en su oficina, como si un torbellino hubiera pasado por ahí.
Al retirase a su domicilio, platica que interno tomar el metrobus, pero había un caos, con toda la gente afuera de los edificios espantada, por lo que caminó hasta la estación de Buenavista, del tren suburbano, para percatarse que no había servicio, por lo que camino dos horas hasta Vallejo, donde pudo pasar la noche con un familiar, ya que las arterias de la ciudad se encontraban colapsadas.
Al igual que Monserrat muchos empleados mexiquenses que trabajan en la CDMX desconocen que pasará con sus empleos, ya que en su caso, a pesar de que el edificio donde laboraba no se colapsó, refiere que en definitiva el inmueble quedo inhabitable, por lo que desconoce cuál será su situación laborar a partir de este fenómeno.