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Se requiere política de equidad, desde la base social

Nezahualcóyotl
El gobierno ha fallado en sus políticas de atención a las mujeres porque ha privilegiado el clientelismo, asistencialismo y  condicionamientos sociales hacia este sector, con lo cual ha impedido el empoderamiento de la mujer mexiquense, afirmó el precandidato del PRD a la gubernatura mexiquense, Juan Zepeda Hernández.
El diputado local con licencia aseveró que las mujeres continúan enfrentando una realidad de segregación y discriminación, que a su vez provoca que la mujer no se desarrolle en los ámbitos social, político y económico, además de violencia de distintos tipos en casos extremos.
Empoderamiento
Zepeda indicó que diferentes académicos y especialistas recomiendan que las políticas públicas dirigidas hacia la mujer se enfoquen en sus derechos políticos, sociales y económicos, y no sólo se conviertan en la simple tutela del estado sobre las mujeres, pues eso no resuelve el problema de fondo.
Afirmó que estudios elaborados por expertos apuntan que en territorio mexiquense el empoderamiento de la mujer se dificulta por la persistente brecha en la igualdad de derechos, la escasa presencia de mujeres en instancias de decisión política y la limitada noción de ciudadanía que aún prevalece en algunas mujeres, principalmente en condición de pobreza.
Carencias
Los gobiernos emanados del PRI, recordó, sólo han tratado de subsanar estas carencias de manera asistencial y con programas sociales, en un contexto de mayor interés electoral.
Sin embargo, una política pública dirigida a las mujeres debe superar esa relación tutelar del estado y entrar en el análisis de fondo sobre problemáticas vigentes como la revisión de género en materia de los ingresos económicos, la revalorización del trabajo femenino, y el reconocimiento jurídico del trabajo doméstico.
En el Estado de México, afirmó Zepeda, se requiere instrumentar una política de equidad de género desde la base social, no implantada desde el nivel gubernamental, pues de lo contrario no se modificarán las inercias y prácticas que generar la constante desigualdad entre hombres y mujeres.
Advirtió que a partir de esa modificación estructural, de valores y costumbres, puede iniciar la construcción de un andamiaje institucional y cultural que rompa con el paradigma donde lo masculino domina sobre lo femenino.
Para ello es necesario que los gobiernos no lucren con la pobreza material y cultural de las mujeres, se señaló.

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