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Obispo Chavolla inicia Semana Mayor

Contemplar el amor de Dios, orar con Jesús y pedir perdón por nuestros pecados para resucitar a una vida nueva, fue el llamado del obispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla Ramos, a quien se le observó débil y enfermo en la conmemoración del Domingo de Ramos.
Como pocas ocasiones en una de las misas más importantes del año litúrgico, el pastor de la Iglesia católica de Toluca aprovechó el tiempo de la comunión para ir a la sacristía, descansar y regresar a dar la bendición a los cientos de feligreses que abarrotaron la catedral por la conmemoración de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
La homilía del pastor diocesano duró tan sólo cinco minutos y al finalizar, cuando los representantes de los medios de comunicación le pidieron una entrevista, con semblante pálido le pidió al encargado de la oficina de Comunicación Social que él atendiera a los reporteros y se retiró de inmediato. Esta vez, sin la procesión final en la que dedica mucho tiempo a dar bendiciones y saludar a los feligreses.
La celebración comenzó a las 11:00, con el himno “Tú reinarás”, que interpretó el coro del Seminario Diocesano, y con la tradicional procesión con palmas y ramos que recuerda el pasaje bíblico de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, el obispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla Ramos, conmemoró el Domingo de Ramos.
En esta misa concelebrada, se dio lectura a la Pasión y Muerte de Jesucristo, según san Marcos, considerado el Evangelio más grande del año, el obispo Chavolla lució en sus ornamentos el color rojo, porque representa júbilo y alegría, ya que en esta fecha se reconoce la grandeza y reinado de Jesucristo en la Tierra.
En la homilía, monseñor Chavolla explicó que se ha terminado el tiempo litúrgico de Cuaresma y comenzamos a vivir la Semana Mayor, un tiempo para meditar los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
“Acompañar a Jesús en el Domingo de Ramos es fácil porque representa un momento de proclamación, de victoria, de alegría, de gozo, como los muchos de los momentos que tenemos en nuestra vida.
Sin embargo, acompañar a Jesús en su Pasión y Cruz, es decir, en los momentos de amargura, de dolor, de ansiedad, no es sencillo, implica saber amar aún con el sufrimiento, saber entregarse por el otro, perdonar a los que nos critican, a los que nos humillan, a los que nos odian, lo cual no es fácil, pero eso muestra al verdadero cristiano”.

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