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Drama de L-12 alcanza a Neza

 

El fatídico lunes 3 de mayo, como lo hacía todos los días, alrededor de las 5:30 de la mañana, José Alvarado Nieva, de 50 años de edad, salió de su casa, ubicada en la colonia “El Barco”, en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México. Es el proveedor de su familia, vive con su esposa Rocío, su […]


El fatídico lunes 3 de mayo, como lo hacía todos los días, alrededor de las 5:30 de la mañana, José Alvarado Nieva, de 50 años de edad, salió de su casa, ubicada en la colonia “El Barco”, en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México.

Es el proveedor de su familia, vive con su esposa Rocío, su hijo y una cuñada con un sobrino, en la misma casa, en la cual pagan renta. Vende frutas y verduras, normalmente se dirige a la Central de Abasto en la Alcaldía Iztapalapa, en la Ciudad de México, y lo hace en transporte público, pues no cuenta con un vehículo propio.

Si la venta es buena, José termina pronto y regresa a casa; sin embargo, cuando la venta no es muy buena, José se queda hasta las 8 o 9 de la noche para terminar con sus productos para sacar lo del día, y regresa a casa a través del Metro, la mayor parte de las veces por la Línea 12 y se mueve haciendo los transbordos necesarios para llegar a Pantitlán, donde tomaba una combi para llegar a su casa.
La noche trágica, del tres de mayo, José Alvarado y su hermano, se dirigían hacia Tláhuac, a encontrarse con una persona que los ayudaría a colocarse en un tianguis en el municipio de Chalco; los dos hermanos, iban a bordo del tren que se accidentó, luego de que colapsó una trabe de concreto.

José está vivo y fue trasladado al nuevo hospital del ISSSTE, ubicado en la Alcaldía Tláhuac, la mala noticia es que José tiene el diagnóstico de muy grave, mientras que su hermano fue trasladado al hospital Magdalena de las Salinas también en estado crítico.

Rocío señala en entrevista que la condición de José es muy delicada.
“Tuvo desprendimiento de intestino, afectación en el hígado y una fractura de importancia en la pelvis, y  una más en el antebrazo también bastante severa, él esta reportado como grave”, detalla

Con firmeza declara que confía en los médicos y en Dios. En su pensamiento hay optimismo espera que su esposo salga adelante; sin embargo, a ocho días del fatídico accidente, la condición física en la que va a quedar José es una de las mayores incertidumbres que tiene.

Rocío señala: “si queremos y deseamos que él, se restablezca totalmente, pero la probabilidad de que tuviera secuelas graves es grande, ¿qué va a pasar después?, ¿qué va a pasar si el queda imposibilitado? Vamos a enfrentarnos a otro problema, ahorita estamos preocupados por la situación de si José, conservará la vida; incluso se teme lo peor, pero ojalá y no”.

Para Rocío es importante difundir todo a situación de la tragedia de la L-12, porque es una desgracia que está afectando a personas inocentes, que se transportaban, en el momento del accidente.

Aunque cuenta que personal del Gobierno capitalino ha tenido acercamiento con ellos, le han pedido datos y le han dicho que la apoyarán.

“Incluso nos han comentado que están dispuestos a apoyarnos; yo considero que no sería un apoyo sería su obligación, reparar el daño, que es una diferencia entre un apoyo y una obligación”.

Sin embargo, de alguna manera, siente que le están condicionando la posible ayuda.
“Están dispuestos a apoyarnos pero nos dicen que no hablemos con la prensa, que no demos testimonios porque, —así nos lo han dicho—, los reporteros quieren hacer un escarnio de esto pero  considero que no, creo que es importante que todos conozcamos la realidad de esta tragedia”.

Para la señora Rocío, la tragedia de la Línea 12, tiene nombre y apellido. “Son las autoridades, correspondientes que no cumplieron con su labor, y no lo hicieron, claro que sí, claro que sí las autoridades son responsables”.

También exige a través de Capital Media, a las autoridades de la Ciudad de México que eviten este tipo de situaciones, cuidando que las personas estén en los puestos adecuados.
“Siento que esa es la falla, porque las personas que están al frente no son las adecuadas”.
Desde el día de la tragedia y hasta la fecha, las autoridades capitalinas y del Sistema de Transporte Colectivo Metro, no le han dado ningún apoyo económico, y Rocío ha cubierto los gastos diarios de transporte y comida, pues quiere estar lo más cerca posible de su esposo, pero también comienzan otras preocupaciones.

“Esto va para largo aquí, y ¿qué voy a hacer con el de la renta, la luz, con los gastos que ya están ahí?”.

Mientras José aún se debate entre la vida y la muerte, por un accidente que quizá se pudo evitar, la historia que cambió la vida de la familia Alvarado, apenas comienza, y esperan tener el apoyo total de las autoridades responsables, tal y como la propia Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, lo ha anunciado públicamente.