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Coinciden especialistas en la urgencia de redistribuir de manera equitativa las tareas del hogar

Derivado de la crisis de la pandemia por el Covid-19, las desigualdades sociales han acrecentado y la violencia de género se ha multiplicado; por ello, para sensibilizar respecto a este tema, en el Estado de México se realizó la Tercera Sesión de los Diálogos Adelina Zendejas Gómez, “Desigualdades sociales y actividades de cuidados en el contexto de la pandemia”.

En esta sesión, Nelly Rosa Caro Luján, académica del Colegio Mexiquense AC, e integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel 1, indicó que, pese a que el papel de ocupación de las mujeres ha ido cambiando, en la actualidad todavía es latente que el ámbito doméstico, como las labores de cuidado, recaiga en las niñas y mujeres.

“Con base en esta desigual distribución de la división sexual del trabajo, se les asigne a ellas este rol principal, porque aún cargamos estas normas de género en las cuales las mujeres siguen siendo las responsables de cuidar, de la maternidad y la crianza, mientras los hombres de la contribución económica”, dijo.

Por lo anterior, expresó que, derivado a las crisis que han ocurrido en el mundo, los patrones de ocupación han cambiado y las mujeres se han incorporado al mercado laboral, sin embargo, explicó que, al recaer las labores de cuidado en las mujeres se origina una doble o triple jornada.

En este sentido, apuntó que el trabajo que hacen las mujeres en el hogar debe ser reconocido y valorado en la dinámica económica, ya que tiene un valor económico el trabajo que hacen las mujeres cotidianamente, pero no es reconocido ni por la sociedad ni el estado.

Por su parte, Arlette Covarrubias Feregrino, académica del Colegio Mexiquense AC, explicó que, los hombres dedican más tiempo al trabajo remunerado mientras que las mujeres dedican más tiempo al trabajo doméstico y de cuidado, de ahí que las mujeres tienen menos tiempo para el autocuidado, descansar, dormir, comer, entre otras actividades, es decir, 12 horas aproximadas al día menos que los hombres, en promedio.

Ante este panorama, la especialista señaló que una persona es pobre de tiempo si no tiene 81 horas o más a la semana para el autocuidado: 7.6 horas diarias para dormir, 0.3 para descansar, 1.2 para comer, 1.1 para cuidados personales y 10 horas de tiempo libre a la semana.

“Si uno no tiene el suficiente tiempo para el autocuidado, vienen problemas de salud física y mental, una de cada dos mujeres es pobre de tiempo; México es uno de los países con mayor pobreza de tiempo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)”, apuntó.

Las panelistas destacaron que la emergencia del Covid-19 incrementó la demanda del tiempo de cuidado en las mujeres y las niñas, además de que el encierro significó también mayor violencia intrafamiliar.

Concluyeron que hay una tarea pendiente y urgente en redistribuir el cuidado en el hogar a través de dos mecanismos de redistribución: la redistribución dentro del hogar, es decir, la repartición de tareas entre varones y mujeres, de manera de incidir en el aumento de los quehaceres domésticos y de cuidado por parte de los varones.

Asimismo, mediante el mecanismo de participación de las instituciones públicas y privadas en la organización social del cuidado para hacerse parte del trabajo hasta ahora del que las familias, y por lo tanto las mujeres, son las principales responsables.

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