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Atizapán minado, riesgo permanente de colapsar

Más de la tercera parte del área habitacional de Atizapán de Zaragoza está asentada sobre 64  minas, afectando a miles de habitantes, quienes viven preocupados por fenómenos meteorológicos como la lluvia y la temperatura, porque algunos saben que paredes y techos de las cavidades sobre las que tienen sus propiedades construidas, se erosionan y ponen en alto riesgo casas y edificios, pero sobre todo la integridad física de las personas.
Datos oficiales indican que en 1960 el municipio estaba semidespoblado, había ejidos y prevalecía la propiedad comunal, así como terrenos destinados a la siembra y ganadería doméstica, pero también había yacimientos pétreos de donde extraían arena, grava y tepojal de las entrañas de la tierra para llevarlos a las construcciones de las delegaciones del sur, como Tlalpan, Coyoacán, Benito Juárez y Miguel Hidalgo, de lo que actualmente es la Ciudad de México.
De acuerdo a estudios geológicos, el área de donde sacaban los materiales pétreos alcanzaba 61.84 hectáreas. Sin embargo el crecimiento en las décadas de los 60 y 70, modificó el perfil demográfico  del municipio, ya qué pasó  de ocho mil 69 habitantes a 44 mil 322, con registro de tasa intercensal de 19.31, lo que reflejó un crecimiento superior al estatal de 11.75 puntos porcentuales.
El crecimiento fue tan acelerado en el Valle de México, que de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) en 2015, Atizapán de Zaragoza alcanzó una población de  523 mil 296 habitantes.
Todos los terrenos fueron ocupados para viviendas, algunos con asentamientos irregulares, por fraccionadores y otros más por el producto de empresas inmobiliarias, que jamás pensaron que el destino los alcanzaría, sobre todo, que las cavernas “subieran a la superficie” con los acomodamientos de tierra, ocasionado el desplome de casas construidas.
Esto causó estupor entre la población, ya que uno de los fraccionamientos más grandes llamado Lomas Lindas, fue el primero en registrar hundimientos, la gente estaba asustada y las presiones en los años 90, llevaron a las autoridades estatales y municipales a elaborar un programa con ingenieros en mecánica de suelo y geólogos de la UNAM, para analizar la viabilidad de rellenar las cavernas, hecho que costó varios millones de pesos en ese tiempo.
En un principio mucha gente empezó a vender sus propiedades, casi a regalarlas, no obstante, la necesidad de vivienda los hizo quedarse y confiar en las autoridades y programas de relleno que se establecieron.
Algunas colonias que enfrentan esos problemas son: Ampliación Adolfo López Meteos, Lomas de Monte María, Conjunto Urbano ex Hacienda del Pedregal, Cristóbal Higuera, México Nuevo, Bellavista, Atizapán 2000, México Nuevo, Ampliación El Chaparral, El Chaparral, La Ermita, La Ladera,  Las Águilas, Las Flores, Villa el Sol, La Cañada, San Martín de Porres, Lomas de Guadalupe, Calacoaya, Lomas de San Miguel, San Antonio Pocitos, entre muchas otras.
El director de Protección Civil y Bomberos de Atizapán de Zaragoza, Carlos Manuel Rodríguez Delgado, detalló que de las 64 zonas minadas, con el paso del tiempo y de diferentes administraciones municipales, 37 fueron rellenadas con una mezcla de hidróxido de calcio y material perlita, que ubica al municipio como punta de lanza en el tema, ya que es un producto certificado por la Universidad Nacional Autónoma de México como novedoso y resistente material, además de su bajo costo.
Esos trabajos lo colocan como el único municipio en todo el país que rellena sus propias minas y en utilizar la mezcla de hidróxido de calcio y material perlita.
Al cuestionarlo si ese material garantizaba la estabilidad de la mina al 100%, aceptó que no, pero se reducen y mitigan los riesgos, y se evita que se sigan desmoronando las paredes al interior de los yacimientos.

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