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Carpintero de ataúdes en Perú enfrenta fuerte demanda por la pandemia

 

SALUD-CORONAVIRUS-PERU-ATAUDES:Carpintero de ataúdes en Perú enfrenta fuerte demanda por la pandemia


LIMA, 22 jun (Reuters) – En un taller ubicado en un barrio pobre de la capital de Perú, la familia de Genaro Cabrera trabaja más que nunca porque en medio del brote del coronavirus la actividad se ha disparado y ahora ya no puede cubrir la demanda de sus clientes.

Es que en la pequeña fábrica de ataúdes “Vida Eterna” se ha duplicado las ventas en cuarentena mientras los fallecidos por COVID-19 superan los 8.000 en Perú, donde los casos con la enfermedad suman casi 255.000 y ubican al país como el segundo con más contagios en América Latina, después de Brasil, según conteos de Reuters.

“Nuestros compatriotas se están yendo por esta pandemia, se están muriendo”, dijo Cabrera en su taller abarrotado de cajones rectangulares de madera donde trabaja desde hace 30 años.

“La verdad también nosotros no estamos tan contentos, porque es una pena, hasta yo mismo puedo partir (morir) en cualquier momento, la verdad duele pero qué podemos hacer. Este es mi trabajo”, manifestó debajo de su mascarilla.

Cabrera trabaja en el taller junto a su hijo Wilfredo y su esposa Geserela Llanos, construyendo y pintando de color blanco o marrón los ataúdes y embalando con plástico los féretros ya terminados.

Los muertos por el virus son en su mayoría pobres y los sepultan a veces en solitario en cementerios algunos ubicados en la falda de cerros. Otros los incineran en un trámite que ha hecho cambiar la cultura funeraria en el país.

Ahora el taller “Vida Eterna”, ubicado en el distrito San Juan de Lurigancho uno de los más pobres y más poblados de Lima, está buscando más empleados.

Wilfredo Cabrera dice que antes de la pandemia abastecían una demanda mensual de 30 ataúdes, pero ahora los pedidos son hasta de 30 féretros al día y están a punto de colapsar.

“No nos abastecemos porque por ejemplo ahorita somos poco personal trabajando. Acá debería haber uno más y en el otro taller donde es de pintura y acabados también debe haber como dos o tres más. Y no se puede meter más personal porque vamos a estar más apretado y puede haber el tema de contagio”, agregó.

Todos los días llegan vehículos para llevarse los ataúdes en un país donde se calcula que la cifra de fallecidos por COVID-19 podría ser mayor, porque muchos han muerto con síntomas de la enfermedad sin haberles realizado la prueba de descarte de la enfermedad.

“Es un trabajo difícil, pero lo hacemos con tanto amor, en verdad si lo hacemos con bastante amor para todas las personas que se van de esta tierra”, dijo por parte Geserela Llanos.

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(Con reporte de Reuters Televisión. Escrito por Marco Aquino, Editado por Juana Casas)