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Los apuros del emprendimiento

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Para profesionales independientes y Pymes, el crédito al cliente resulta la muerte prematura de su proyecto


Alfredo tiene 32 años. Hace un lustro creó una microempresa en la cochera de su casa, la cual convirtió en un pequeño taller para fabricar pegamentos industriales. Sus clientes principales son fabricantes de muebles, quienes pagan contra entrega.
Sin embargo, no siempre fue así. En un inicio, Alfredo buscó y consiguió conquistar a empresas medianas y grandes. Su producto nacional, de buena calidad, podía competir con los pegamentos importados. Lo que parecía la antesala del éxito, casi se volvió su tumba.
“Pensé que dos de esos clientes grandes eran mi entrada a las grandes ligas, pero sus condiciones de compra me pusieron la soga al cuello –recuerda Alfredo–. Una de esas empresas me pidió 60 días de crédito y la otra 90”.
“No tenían llenadera. Pensé que dos de esos clientes grandes eran mi entrada a las grandes ligas”.
Con el hambre del emprendedor que busca crecer rápidamente, aceptó. Pidió préstamos bancarios y también algunos personales, a fin de poder satisfacer la demanda de sus clientes.
A la larga, los intereses se comían las utilidades, y parecía que los clientes siempre encontraban una razón para no pagar a tiempo.
En México existe poca cultura del pago, explica Jorge López Chapa, director de operaciones de JunoMX, una plataforma automatizada de cobro. “En México, 80 por ciento del crédito lo otorgan los proveedores. Ninguna entidad financiera representa más de lo que da el crédito de proveedores”, dice.
Los proveedores pequeños, como los profesionales independientes y las Pymes, acceden a las condiciones de crédito de sus clientes con tal de vender, para lo que generalmente recurren a créditos bancarios que suelen cobrar altas tasas de interés, como le sucedió a Alfredo. Sin embargo, considera Luis Rodríguez Medrano, consultor de la Incubadora de Negocios del Tec de Monterrey, si las Pymes y profesionales independientes pudieran cobrar en tiempo y forma por sus productos y servicios, su dependencia a los créditos disminuiría.
Reportar la morosidad
La periodista británica Iona Craig dio a conocer, en octubre de 2013, en sus redes sociales, que la BBC le debía el pago por sus colaboraciones enviadas desde Oriente Medio.
El caso de Craig cobró notoriedad, no sólo por la reputación de su trabajo, sino también porque se encontraba cubriendo zonas en conflicto, lo que aumentaba su vulnerabilidad, y porque el cliente moroso era nada más y nada menos que la BBC.
Poco después de la denuncia pública, la BBC cubrió los adeudos, pero el eco de Craig ya no era apagable.
Hoy, esfuerzos similares se pueden ver en grupos de Facebook, donde los freelancers acusan quiénes, cuánto y desde cuándo les deben.
López Chapa considera que publicarlo en las redes sociales es un error, pues no es una denuncia formal y tan sólo se busca exponer, afectar el prestigio de una empresa.
“Existen los métodos adecuados para poder enlistar a una empresa incumplida en pagos –señala–. Las sociedades de información crediticia, como el Buró de Crédito o el Círculo de Crédito, ofrecen esta opción gratuita”, dijo.
Y aunque la mayoría de las empresas teme reportar la morosidad de sus clientes, por miedo a perderlos, hacerlo es un paso importante a fin de cambiar la cultura de pago en México.
Mediante estas sociedades crediticias también se puede acceder al historial de cumplimiento de pago de las empresas, cuya consulta es recomendable hacer antes de otorgarles algún crédito, esto generaría un costo.
Pero si se quiere prevenir aún más la posible morosidad de un cliente, lo ideal es hacerlo con un contrato previo. El principal error de los trabajadores autónomos y Pymes es operar sin un contrato, considera Rodríguez Medrano: “La parte legal no nos gusta, aunque nos ayuda a prevenir. Sin un contrato, tanto freelancers como las Pymes se encuentran vulnerables”.
Las empresas medianas y grandes tienen mayor recuperación de cartera porque la mayoría opera con contratos, explica Rodríguez Medrano. Y es que un contrato no sólo fija las reglas del juego, también finca responsabilidades.