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Algunos alimentos son satanizados

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La ayuda profesional evita pensar que toda la comida está prohibida porque hace subir de peso


Tania mide 1.52 metros, tiene una niña de cinco años, y cuando ésta nació llegaron 10 kilos de más; sin embargo, tras el parto, esos 10 se convirtieron en 30 kilos. Una depresión posparto la refugió en la comida hasta que dejó de reconocer su cuerpo. La tristeza la acompañaba todo el día y quería buscar ayuda, pero no sabía dónde comenzar.
Una búsqueda en Facebook la orientó hacia la nutrióloga Diana Castellanos, y con ella se acercaba el fin de la tormenta. Le tomó tiempo decidirse a sacar una cita, y motivada por su esposo, emprendió el camino del bienestar físico.
Tímida, con hombros encogidos e incrédula –creía que no podría perder los 30 kilos de más que la hacían evitar los espejos–, llegó al consultorio y escuchó cuatro palabras que transformaron todo: “Yo creo en ti”. Tania estaba acostumbrada a oír juicios y críticas por su aspecto, y esas palabras la impulsaron a comenzar un cambio en su vida.
En su primera consulta, describió su rutina diaria, un poco de su historia, cómo subió tanto de peso, y más.
Finalmente, Tania recibió un plan alimenticio específico para ella. Verduras, frutas, cereales, proteínas, leche, grasas, y sí, azúcar. Podía comer de todo, ¿pero cómo iba a bajar de peso si comía de todo?
Satanizar los alimentos porque “si los comes subirás de peso” es muy común en las dietas, hasta que buscas ayuda profesional.
La salud es primero
Marilin Tapia es médico bariatra y sabe que una dieta publicada en una revista no le va a servir a nadie para bajar de peso. Explica que cada paciente debe tener una valoración, se debe evaluar su estado de salud, su entorno; analizar si padece alguna enfermedad, su edad, su rutina diaria y a partir de ahí se puede diseñar un plan de alimentación; y sólo queda seguirlo al pie de la letra y confiar, aunque incluya papa, zanahoria, plátano o todos esos alimentos que, según dicen, son los culpables de esos kilos de más.
¿Y la grasa?
Diana Castellanos, nutrióloga de Nut & Food, explica que la grasa no es mala, sino todo lo contrario, te protege. Todas las células de nuestro cuerpo tienen una capa lipídica, o sea una capa de “grasita”, y si tu le das a tu cuerpo tantita grasa, él sabe que la puede utilizar con el propósito de protegerte del frío, aunque si es mucha la comienza a almacenar.
En su experiencia, muchas pacientes se quejan de que llevan correctamente su régimen alimenticio e incluso se matan haciendo ejercicio, mas no logran bajar de peso. La explicación también está en la grasa, y es que si estás sometida a niveles altos de estrés o tienes un problema que te causa conflictos emocionales, difícilmente podrás bajar de peso.
Respecto a los carbohidratos, no hay manera de que los elimine de tu dieta. Marilin Tapia me cuenta que los carbohidratos sí se pueden reducir al máximo, pero no desaparecerlos. Esto funciona para aquellas personas que están acostumbradas a comer carbohidratos en exceso, porque su cuerpo convirtió eso en grasa y lo que hizo fue almacenarlos. Entonces, si bajas el consumo de carbohidratos tu organismo se da cuenta y comienza a utilizar del almacén que ya tiene; sin embargo, esto no lo puedes hacer por mucho tiempo porque puede ser contraproducente. Te puede producir dolor de cabeza y tu nivel de energía se reduce.
Constancia y disciplina
Tania no dudó nunca de su plan. “Por algo me mandaban comer dos jitomates”, dice, y es que su plan, donde no sólo comía esos dos jitomates, la hizo perder seis kilos en 15 días. No fue cuestión de magia, sino de disciplina.
En unos meses ya había perdido 10 kilos y añadió un nuevo reto: entrenamiento. Su sobrepeso le provocaba dolor en las rodillas, pero una vez que comenzó a hacer ejercicio, no paró. Tania perdió 30 kilos.
Cada cuerpo es diferente y responde de manera distinta a los planes de alimentación, por ello cada dieta debe estar personalizada. Además, no a todos nos gustan las mismas cosas.