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A besar que el mundo se va a acabar

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La mayoría son saludables, aunque hay excepciones


Besar es saludable, aunque hay sus excepciones. A no ser que seas una persona extremadamente solitaria, damos algún beso cada día, no sólo para demostrar afecto, pues en gran parte de la cultura europea y latinoamericana los besos se usan para saludar.
Los besos de los mexicanos, sin abusar de los estereotipos, suelen ser emotivos en comparación con los europeos y anglosajones, porque existe más apego en las relaciones entre la pareja, afirmó la doctora Herlinda Carrillo Alquicira, médico adscrita al Servicio de Nutrición y de la Unidad Metabólica Hospitalaria del Hospital Juárez de México (HJM).
Los mexicanos y latinoamericanos, en general, le dan un valor especial, por cierto grado de cercanía, de confianza e intimidad, aunque en algunas tendencias juveniles ha cambiado el valor del beso por sus relaciones volátiles.
En entrevista para CAPITALMEDIA, y en ocasión del Día Internacional del Beso, la también psicóloga del HJM, detalló que el beso es una expresión muy espontánea de la afectividad de las personas a través del lenguaje no verbal para expresar sentimientos.
“Durante esta acción se mueven alrededor de 200 músculos faciales, se acelera el pulso cardiaco y suben las defensas, porque existe una actividad neuronal, en donde se disparan diversos transmisores que son los responsables del sistema nervioso periférico y de algunos otros procesos del metabolismo del organismo, uno de ellos es el sistema inmunológico.
“Si una persona recibe o da un beso, fortalece el sistema inmunológico a través de la dopamina y la adrenalina, cuyos circuitos del placer están identificados en el cerebro”, afirmó la especialista.
Las endorfinas que genera un beso tienen la propiedad de actuar como reductoras del dolor; es decir, funcionan como un analgésico natural, para aquellas personas que sufren, a menudo, dolores causados por todo tipo de enfermedades inflamatorias como artritis, fibromialgia, fatiga crónica, problemas musculares e incluso jaqueca.
La especialista destacó que el beso también actúa como antidepresivo, porque reduce la producción de neurotransmisores vinculados al estado depresivo y el acto que experimenta el sistema nervioso central y periférico es de bienestar, ayuda a reducir los calambres, quema calorías, sirve de barómetro para la compatibilidad sexual y previene problemas bucales.
Además, agregó, besar aumenta la autoestima porque las personas se sienten especiales, dentro del plano de la realidad, aunque se trate de un proceso más psicológico que del orden fisiológico.
El beso entre los mexicanos puede ser amoroso, extraño, intenso, decepcionante, aburrido, sublime, que te cambia la vida, pero el “beso por despecho o de enojo, no es una práctica conductual común en el mexicano”.
Herlinda Carrillo resaltó la importancia de que por el lado apasionado del espectro, un beso puede ser un micro entrenamiento saludable para el corazón, un liberador de hormonas y estimulante del humor. También es divertido, y una buena forma de conectar con la persona que te importa e interesa como pareja.
Aseguró que forma parte de los juegos preliminares productores de la excitación por los cambios fisiológicos entre la pareja, en relación a lubricar genitales y abrir el cuerpo a la recepción y comunicación sexual de manera natural.
Sin embargo, Herlinda Carrillo mencionó que al besarnos nos pasamos con la otra persona unas 40 mil bacterias inofensivas, pero las cuales son recibidas por las defensas naturales de nuestra saliva.
Besar estimula la secreción natural de saliva, lo cual contribuye a que ésta se regenere y nos ayude a eliminar partículas y patógenos de la boca gracias a las sustancias desinfectantes que contiene. De esta manera se disminuye el ácido que, a la larga, es el que causa placa, caries y todo tipo de problemas dentales.