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WIDER IMAGE-Doctora embarazada batalla contra COVID-19 en las zonas pobres de Los Angeles

 

SALUD-CORONAVIRUS-DOCTORA:WIDER IMAGE-Doctora embarazada batalla contra COVID-19 en las zonas pobres de Los Angeles


Por Kristina Cooke y Lucy Nicholson

LOS ANGELES (Reuters) – Después de colocarle un ventilador a un paciente con coronavirus para que pueda respirar, la doctora Zafia Anklesaria se dio cuenta de que su bebé nunca pateaba durante los procedimientos de emergencia.

No fue hasta que ella regresó a su oficina y se quitó la mayor parte de su equipo de protección que él le recordó su presencia.

Anklesaria tiene siete meses de embarazo de su primer hijo. La mujer, de 35 años, trabaja como codirectora de la unidad de cuidados intensivos en el Centro Médico del Hospital Dignity Health California de CommonSpirit, que atiende principalmente a poblaciones hispanas y afroamericanas de bajos ingresos.

La unidad de cuidados intensivos de 22 camas del hospital para COVID-19 ha estado a su capacidad total o muy cerca de ese nivel desde fines de marzo. Algunas enfermeras están haciendo turnos de 24 horas debido al alto volumen de pacientes en estado crítico, señaló.

“En la clase socioeconómica a la que atendemos, las personas tienden a vivir en espacios cerrados, realmente no tienen el privilegio de un buen distanciamiento social, y como resultado tienden a infectarse más”, dijo Anklesaria.

Según los datos del departamento de salud pública del condado, las personas que viven en las zonas de mayor pobreza de Los Ángeles mueren a causa de COVID-19 a una tasa mucho más alta que quienes viven en las partes más ricas.

El turno de 12 horas de Anklesaria comienza a las 07.00 hora local. En promedio, trabaja cuatro días a la semana en la UCI y otros uno o dos días haciendo consultas pulmonares con pacientes.

Después de recibir una actualización del turno nocturno, comienza sus rondas, poniéndose y quitándose su equipo de protección cuando entra y sale de las habitaciones. Las enfermeras la controlan regularmente, asegurándose de que esté hidratada, protegida y que tome descansos para comer.

“No podría hacer este trabajo embarazada sin su ayuda”, dijo Anklesaria, quien reconoce que su bebé se ha “portado realmente bien” en el proceso.

“Has permitido que tu madre haga su trabajo muy bien”, le dijo a la barriga.

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Sin embargo, le preocupa que el bebé sienta el estrés y la frustración en su voz a medida que la jornada avanza. “Así que trato de tranquilizarlo cuando tengo un tiempo para mí misma, miro hacia abajo y le digo que todo está bien”, señaló.

Aún así, existen limitaciones físicas: cada vez le resulta más difícil mantenerse de pie durante largos períodos y, a menudo, vuelve a casa con dolor de espalda.

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UN ESPOSO PREOCUPADO

    Una mañana de mayo tuvo buenas noticias: uno de los primeros pacientes con COVID-19 del hospital, un empleado que había pasado casi cuatro semanas con ventilador, estaba listo para que le quitaran el tubo de traqueotomía.

“¡Sí, lo lograste, estás oficialmente liberado!” le dijo a Vicente Arredondo, de 65 años, mientras retiraba el tubo.

Cuando regresó a casa, exhausta, su esposo, Aryan Jafari, de 30 años, controló al perro de la casa mientras ella iba hacia la ducha. Inicialmente Anklesaria se planteó la posibilidad de aislarse, algo a lo que él se opuso tajantemente.

Jafari se preocupa por mi y el bebé, pero “afortunadamente comprende que quiero y tengo que trabajar”, relató la mujer. “Este es un trabajo que elegimos. Si no lo hacemos, ¿quién lo va a hacer?”.

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(Editado en español por Javier Leira)