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Universitarios remarcan la importancia de las banquetas

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TOLUCA Por Alma Rodríguez @almalilia_rp Tras la idea de algunos urbanistas de eliminar las calles en la medida de lo posible, así como infravalorar y minimizar su importancia para la vida social y económica de una ciudad, especialistas de la Universidad Autónoma del Estado de México señalaron que ello es una idea totalmente destructiva para […]


TOLUCA

Por Alma Rodríguez

@almalilia_rp

Tras la idea de algunos urbanistas de eliminar las calles en la medida de lo posible, así como infravalorar y minimizar su importancia para la vida social y económica de una ciudad, especialistas de la Universidad Autónoma del Estado de México señalaron que ello es una idea totalmente destructiva para las ciudades.

Al hablar de la “Movilidad peatonal, seguridad ciudadana y vida pública”, los universitarios Oscar Daniel Gómez Gómez y Jesús Aguiluz León, indicaron que en las calles, las banquetas juegan un papel muy importante y deben estar diseñadas para cumplir prácticamente cualquier demanda de uso; por ejemplo, deben contar con árboles que den sombra a las actividades que se desarrollan ahí, así como espacio suficiente para que circulen los peatones y se desarrolle la vida pública.

Paso de los transeúntes

El alumno de la Maestría en Estudios Sustentables Regionales y Metropolitanos de la UAEM y el profesor e investigador de la Facultad de Arquitectura y Diseño, respectivamente, abundaron que normalmente se sacrifica el ancho de las banquetas, porque no se les da la importancia como espacio destinado al paso de los transeúntes; así, desaparecen las principales funciones de las aceras como órganos de movilidad peatonal, caracterizados por la seguridad ciudadana y vida pública.

Precisaron que no se trata de proyectar las aceras únicamente para ser vías de tránsito, se deben diseñar para alentar que en ellas se desarrollen toda clase de actividades y sean utilizadas por diversos tipos de personas.

“Si las aceras de una calle suficientemente concurrida son anchas, se desarrollarán las colectividades propias de los establecimientos que las pueblan”.

Espacio público

Por lo tanto, indicaron Oscar Daniel Gómez Gómez y Jesús Aguiluz León, la vida en el espacio público es una consecuencia de la combinación de usos de suelo, buena densidad poblacional y anchas aceras, por lo que se recomienda que estas tengan entre seis y 10 metros de ancho, para que puedan cubrir cualquier necesidad, permitan plantar árboles y quede suficiente espacio para que circulen en ambas direcciones, incluyendo la movilidad de las personas con discapacidad.