www.capitaledomex.com.mx

Maltrato y protección animal, polémica cubana en los 500 de La Habana

w-full h-auto eagerload wp-post-image
 

Por José Gabriel Martínez La Habana, 19 Nov (Notimex).- Más allá de los festejos y la alegría imperante por los recién cumplidos 500 años de esta capital, la última semana Cuba fue objeto de un intenso debate entre el Estado y la escasa sociedad civil organizada a su margen. Éste estuvo centrado en torno a […]


Por José Gabriel Martínez

La Habana, 19 Nov (Notimex).- Más allá de los festejos y la alegría imperante por los recién cumplidos 500 años de esta capital, la última semana Cuba fue objeto de un intenso debate entre el Estado y la escasa sociedad civil organizada a su margen.

Éste estuvo centrado en torno a la necesidad de que la mayor de las Antillas cuente con una Ley de protección animal, reclamo continuado de activistas y organizaciones civiles, sin reconocimiento oficial, que al parecer no ha tenido el respaldo estatal deseado.

Si bien la petición de que el Gobierno de la isla instrumente una ley de esta índole no es nueva, los reclamos al respecto se acentuaron luego de que en redes sociales circulara una información según la cual Zoonosis, un programa nacional rectorado por el Ministerio de Salud Pública de Cuba (Minsap)para reducir la incidencia de cualquier enfermedad zoonótica en el humano, habría trasladado una circular a sus dependencias y efectivos para emprender recogidas masivas de perros callejeros.

Ello, a propósito de la visita de los reyes de España a Cuba, en el contexto de las celebraciones por el medio milenio de La Habana, una ciudad en la que, con altibajos, es frecuente ver perros y gatos deambulando por las calles.

Animales aparentemente sin humanos que se responsabilicen por ellos, ya sea porque fueron abandonados o porque son “callejeros”, es decir, que nacieron y viven en la libertad de las calles, sin las condiciones higiénicas y de control necesarias.

La supuesta circular, no confirmada por las autoridades correspondientes, pero acompañada de recogidas reales y otras medidas de saneamiento, levantó denuncias y críticas de “animalistas” (protectores y defensores de animales) en redes sociales.

En su opinión, los procederes de los encargados de recoger a los animales, sanearlos y atenderlos no estaban siendo “humanos”, “éticos” ni “justos”. De hecho, se denunciaba un presunto “sacrificio masivo”, mediante químicos o medicamentos (estricnina) que desconocían el bienestar animal al acentuar el sufrimiento durante un proceso de muerte “lenta y dolorosa”.

Por ello, el 11 de noviembre una veintena de activistas se congregó frente a las instalaciones del estatal Centro de Observación Canina de Zoonosis. Según declaró a Notimex Jancel Moreno, periodista que escribe y colabora con medios no oficiales que tratan la actualidad cubana, fue una manifestación pacífica sin muchos precedentes en la isla.

Un diálogo relativamente inédito

Moreno, que filmó la manifestación y escribió de ella para ADN Cuba, explicó que no hubo una gran asistencia en lo que a número se refiere, pero que a pesar de eso el evento es muy destacable porque sus objetivos se cumplieron.

Los activistas congregados en la sede de Zoonosis “liberaron a los perros que habían capturado como parte de una campaña para ‘limpiar’ las calles ante la visita de los reyes”, y concertaron un diálogo con las autoridades para hablar respecto al tratamiento de los animales callejeros.

Un diálogo relativamente inédito entre funcionarios gubernamentales y manifestantes de la sociedad civil cubana organizada al margen de las organizaciones fomentadas y reconocidas por el Estado, reconoció Moreno, para quien la actitud estatal, más que a una absoluta voluntad política de atender a reclamos auténticos, pero surgidos fuera de sus canales, obedeció a “la intención de calmar los ánimos y no empañar la visita Real o los festejos habaneros”.

Según reportó 14 y medio, un diario digital sin reconocimiento oficial, como otros que operan en un limbo legal dadas las regulaciones cubanas en materia de comunicación y periodismo, la protesta de los activistas fue por “la recogida y sacrificio masivo de perros callejeros que se está llevando a cabo en La Habana de cara a la celebración de los 500 años de la ciudad y de la llegada de los reyes de España”.

Los activistas sostuvieron que tras el anuncio de la visita “se realizaron masivas recogidas de perros y gatos en las calles habaneras hasta el punto de exceder la capacidad de Zoonosis”, razón por la cual se estaban realizando “sacrificios masivos con métodos crueles”.

En el encuentro derivado de la protesta se tomaron varios acuerdos que supusieron el citado diálogo, materializado en una reunión el 12 de noviembre, así como la liberación de la mayoría de los animales que habían sido recogidos.

Los manifestantes se llevaron un total de 12 perros que estaban en cautiverio, “con la idea de curarlos, desparasitarlos y darlos en adopción”, de acuerdo con 14 y medio.

Respecto a la reunión, narrada a grandes rasgos por la activista Beatriz Batista en su perfil de la red social Facebook, significó un entendimiento de las partes y un reconocimiento por los funcionarios de aquello en lo que podían mejorar su trabajo, tal y como demandan los animalistas.

Sin embargo, además de incluir incidentes con la Seguridad del Estado, que presuntamente manipuló los teléfonos de los activistas, a quienes se les pidió dejarlos en un recinto y no entrarlos a la reunión, el encuentro explicitó las limitaciones y la falta de soluciones de los programas estatales para afrontar el tema del bienestar animal.

“Los temas que llevamos los Animalistas a tratar estaban relacionados con el funcionamiento de Zoonosis, dígase: quiénes se recogen, cómo se manipulan, se mantienen allí y se sacrifica”, escribió Batista en Facebook, donde puntualizó además que otro punto importante fue el personal de Zoonosis.

Al respecto, a los defensores de animales les preocupó las condiciones de preparación que tienen los trabajadores y los medios con los que cuentan para ejercer. Dadas las limitaciones económicas del país, dichos elementos no son óptimos, razón por la cual los protectores de animales se ofrecieron “como voluntarios” y mostraron su disposición a lograr “una alianza con el Gobierno”, según subrayó Batista.

En otra reseña del encuentro, publicado en el grupo de Facebook “Cuba contra el maltrato animal”, la activista Valia Rodríguez comentó que fue un diálogo “largo”, en el que, “a pesar de enfoques diferentes”, se logró “un consenso de la necesidad de trabajo conjunto por el bien de la salud humana, los animales y la sociedad cubana”.

Asimismo, Rodríguez aseguró que, si bien hubo mucho escepticismo al inicio, al terminar la reunión los animalistas participantes salieron “más confiados en que este sí podría ser un comienzo y un gran paso para hacer las cosas mejor, de una forma más humana y ética”.

Una legislación ampliamente demandada

Más de 17 mil personas han suscrito una petición publicada en la plataforma Change.org, que demanda la promulgación de una Ley de Protección Animal en Cuba.

Si bien no supone un elemento de peso para el actuar gubernamental en la isla, sí es muestra de lo arraigado que está el tema en la sociedad cubana contemporánea, donde, denuncian los animalistas, el maltrato animal está sumamente extendido sin que haya conciencia plena de ello, ni tampoco la protección suficiente.

A partir del debate generado en redes sociales, el Ministerio de la Agricultura de Cuba se pronunció sobre la protección y cuidado de animales.

En una nota informativa divulgada en la prensa oficial el 15 de noviembre, la entidad aseguró que actualmente “el país trabaja en la elaboración de disposiciones jurídicas dirigidas a garantizar el bienestar de los animales”.

“La sanidad del medio ambiente seguirá siendo una prioridad estatal, y en ella se incluye el bienestar de los animales. En una sociedad como la nuestra, el centro es el hombre y las garantías para su desarrollo individual y colectivo; para ello se seguirá avanzando en lograr una relación armónica con el medio ambiente y cada uno de los componentes que lo integran”, concluyó la nota, sin agregar márgenes de tiempo o forma a esas disposiciones sobre la fauna.

De manera similar, unas declaraciones de funcionarias de Zoonosis en la televisión cubana tampoco abordaron suficiente sobre la demandada legislación que, por lo que ha trascendido, realiza la cartera de Agricultura junto a otras y se llamaría de bienestar animal, y no protección, como sugieren los animalistas.

Cercanas en el tiempo a la protesta del 11 de noviembre, en sus declaraciones las funcionarias cuestionaron prácticas “irresponsables” en la tenencia de animales y comentaron que se trabaja en un proyecto de ley que contemplará la tenencia responsable de mascotas.

Sin embargo, pese a que el clamor popular por una ley de protección animal había aumentado en esos días, las funcionarias desconocieron por completo al movimiento animalista y la pertinencia de sus reclamos.

Ello sentó muy mal a los activistas, aseveró Moreno a Notimex. A su juicio, las reuniones entre funcionarios del Gobierno y activistas de la sociedad civil son totalmente incoherentes con la postura oficial de los primeros ante los medios de comunicación estatales, los únicos oficiales y de gran circulación y alcance en Cuba.

No obstante, la visibilidad de la causa animalista creció. Medios del Estado desmintieron la mayor parte de las acusaciones en contra de Zoonosis y las instituciones encargadas del control animal. Se negó que hubiera algún plan especial de recogida por la visita de los Reyes o los 500 de La Habana.

Las aclaraciones públicas evidencian el alcance que tuvo el tema en el ciberespacio de la isla, al punto que fue tendencia en los días previos a la marcada fecha capitalina.

Incluso el popular cantautor cubano Silvio Rodríguez opinó al respecto. En su blog personal, Segunda Cita, comentó, a propósito de la nota informativa del Ministerio de Agricultura, que “es un grave error conceptual incluir toda la vida y el bienestar animal dentro del cuidado del medio ambiente”.

“Un perro sarnoso no es producto de nuestro medio ambiente sino de la indiferencia social. Un caballo al que se le dan palos no es un problema medioambiental. Como tampoco la captura y el tráfico ilegal de aves o la matanza indiscriminada de peces. Son deficiencias sociales y humanas. Por eso hace falta la ley de protección animal: para proteger a toda la fauna, la salvaje y la doméstica, de la impiedad y la desidia”, agregó.

Implicaciones más allá del tema

La polémica generada en torno a la protección animal, en el contexto del quinto centenario de La Habana, no fue de ganadores y perdedores. Sirvió para visibilizar un tema en el que, consideran los animalistas, Cuba tiene deudas pendientes, y para acercar posturas entre activistas y autoridades oficiales, algo sui generis dentro del sistema político cubano.

Además, demostró cómo, ante el crecimiento del uso de Internet y las redes sociales, ya lo noticioso en la isla crece en número, variedad de interpretaciones y relatos; un aumento que, en este caso, podría beneficiar a los animales y, también, dar buenas señales a todos aquellos que buscan lo mejor para Cuba.

-Fin-

NTX/I/JGM