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Rodrigo y Gabriela regresan a sus raíces en nuevo álbum

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NUEVA YORK (AP) — Años atrás, cuando Rodrigo Sánchez y Gabriela Quintero se presentaban en algún pueblito de Europa con sus guitarras acústicas, les encantaba engañar a la audiencia. La gente veía al dúo de músicos mexicanos y asumía que estaba a punto de escuchar una interpretación clásica o tradicional. Entonces Sánchez tocaba un poco […]


NUEVA YORK (AP) — Años atrás, cuando Rodrigo Sánchez y Gabriela Quintero se presentaban en algún pueblito de Europa con sus guitarras acústicas, les encantaba engañar a la audiencia.

La gente veía al dúo de músicos mexicanos y asumía que estaba a punto de escuchar una interpretación clásica o tradicional. Entonces Sánchez tocaba un poco de “Stairway to Heaven” y las risas se escuchaban por todo el bar o centro comunitario.

“Si estamos tocando dos guitarras de cuerdas de nylon, no se supone que toquemos Led Zeppelin o Metallica”, dijo Sánchez. Quintero, por supuesto, participaba del chiste: “Uno rompe el cliché”.

Rodrigo y Gabriela han estado rompiendo barreras musicales desde entonces, mezclando el poder del thrash metal con fogosas melodías españolas. El dúo de rock acústico instrumental ha retomado esos recuerdos para crear “Mettavolution”, su primer álbum en cinco años.

“El reto para mí y Rodrigo fue reconectarnos con esa idea original, simplemente hacer música que sea auténtica para nosotros y que sea genuina”, dijo Quintero.

“Mettavolution”, una palabra que crearon para representar evolución a través de la compasión, ofrece seis piezas originales y un ambicioso “cover”: una versión de 19 minutos del épico tema de Pink Floyd de 1971 “Echoes”.

Para el álbum, el productor Dave Sardy agregó algo de bajo, sintetizador y percusión con el fin de darle textura al hipnotizante punteo de Sánchez, mientras que Quintero ofrece una vez más la sección rítmica, con todo y su tamboreo en el cuerpo de la guitarra.

Enigmáticamente, el dúo agregó letras a muchas piezas pero no las grabó. “Creo que fue muy importante cambiar el modo en que abordamos la música en este álbum porque lo hizo mucho más melódico”, dijo Sánchez. Ambos insinuaron que quizás algún día lancen las canciones con un verdadero vocalista a bordo.

El dúo ha versionado por años canciones de otros artistas y Pink Floyd es uno de sus favoritos. Querían hacer una versión de “Echoes” desde hace más de una década, pero apenas lo intentaron el año pasado para un concierto en el Hollywood Bowl, donde un representante de su sello discográfico los escuchó y quedó tan encantado que insistió en que la incluyeran en el próximo álbum.

“Echoes”, cuya letra habla de reconectarse con la humanidad, también encaja con el tema del álbum. “Pienso que estamos en una edad en la que empezamos a pensar diferente y a entender que la vida se trata de todos nosotros. Somos esta entidad aquí”, dijo Sánchez, de 45 años.

Al escuchar a Rodrigo y Gabriela tocar, resulta difícil creer que dos guitarristas puedan hacer música tan poderosa y absorbente. Y aún más difícil de creer es que sean músicos autodidactas.

“Esta es mi teoría: debido a que no fuimos a la escuela (de música), no tenemos límites en nuestras cabezas”, dijo Quintero, de 46 años. “Para nosotros no era sacrilegio probar improvisar con cualquier pieza que nos gustaba. Podía ser una pieza de punk o cualquier tipo de pieza clásica”.

Ambos comenzaron sus carreras en la Ciudad de México, tocando en una banda de speed metal poco conocida. Entonces se juntaron, se mudaron a Irlanda, y tocaron música acústica en las calles de Dublín hasta que en 2006 lanzaron su primer álbum homónimo en Estados Unidos.

En el camino recibieron muchísimos consejos, particularmente de gente que les sugirió agregar a un vocalista porque las estaciones de radio no tocaban casi música instrumental. Se negaron a hacerlo.

“Nuestro significado de éxito era tocar guitarra y viajar por el mundo. Así que lo logramos, desde ese punto de vista”, dijo Quintero entre risas.

En retrospectiva, dijeron que se han vuelto menos perfeccionistas. No se trata de tocar cada nota a la perfección sino de estar presentes y dejar que la música hable.

“Quiero decir, las notas deben ser las notas correctas, obviamente. Pero es más importante entender que uno toca con el corazón, con el alma, y si se equivoca con una nota o dos, está bien. Eso no importa si uno sabe que la interpretación fue buena”, dijo Sánchez.

Al preguntarles si habían llegado a un límite en cuanto a lo que pueden hacer con dos guitarras acústicas, ambos se rieron.

“Doce notas para todo el mundo, desde Mozart hasta el punk. Eso es todo”, dijo Quintero. “La guitarra acústica no tiene límites. Es sencillamente infinita”.

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Mark Kennedy está en Twitter como http://twitter.com/KennedyTwits .