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Otra de “ayotzinapos”

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Por José Reveles Con muy pocas páginas de distancia, en el expediente Ayotzinapa cohabitan versiones contradictorias en torno al destino mortal de normalistas desaparecidos en la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014. Además de la historia de los 43 quemados en el basurero de Cocula, apoyada por la PGR, está la de […]


Por José Reveles
Con muy pocas páginas de distancia, en el expediente Ayotzinapa cohabitan versiones contradictorias en torno al destino mortal de normalistas desaparecidos en la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014. Además de la historia de los 43 quemados en el basurero de Cocula, apoyada por la PGR, está la de entre 13, 17 y hasta 20 asesinados con tiro en la cabeza en las cercanías de Loma de Coyote y Pueblo Viejo.
Martín Alejandro Macedo Barrera dice en la foja 1071 y siguientes que él y su grupo ubicaron un autobús Estrella de Oro que transitó por el centro de Iguala. “Recibimos instrucción de dispararles por parte de “El Chucky”. Yo traía una pistola .380, “El Mole” una 9 milímetros y “El Thíner” una .38 especial: “El Amarguras” una calibre 9 milímetros. “El Chucky” traía un arma larga, al parecer cuerno de chivo, y pidió apoyo de la policía municipal”.
Según Macedo, entre Guerreros Unidos y la municipal obligaron a bajar a los normalistas de un autobús. “Por lo que supe, “Chucky” alcanzó a chingar a varios ayotzinapos que se estaban poniendo muy locos. Los normalistas se echaron a correr y logramos asegurar a 17, a los cuales subimos a nuestras camionetas y los llevamos a la casa de seguridad de la Loma (del Coyote), donde los matamos inmediatamente, ya que no se querían someter y, como eran más que nosotros, “Chucky” dio la instrucción de que les diéramos piso. A algunos los matamos inmediatamente con tiro de gracia y a otros a golpes, aunque no les quitamos ni un arma… nos habían dicho que venían armados”.
Se utilizó una excavadora para enterrar a siete de los muchachos allí en el mismo Pueblo Viejo.
Todo fue por órdenes de “El May”, jefe de sicarios de Guerreros Unidos en Iguala, confiesa a su vez Ramiro Ocampo Pineda. “El Chucky”, “El Chaki” y “La Mente” son los que confundieron el autobús de los futbolistas “Los Avispones” y le dispararon pensando que eran de Ayotzinapa.
Allí mataron a dos, cuenta Ocampo.
Del mismo modo, mismo lugar, con balazos en la cabeza, coincide Marco Antonio Ríos Berber, quitaron la vida a unos 20 ayotzinapos. A todos los llevaron primero a la comandancia de policía de Iguala. “Chucky” traía a tres en un Mustang.
Otros eran llevados en las patrullas 582, 38, 03, 05, 220, 020 y 010, enumera Ríos Berber, foja 1145. Iban ‘Gabi’, ‘Mente’, ‘Chaqui’ y ‘El Chino’ me mandó a comprar diésel”.
Ríos es “El Amarguras”. Ya con botes de diésel alcanzó al resto en Pueblo Viejo. “En ese momento ‘El Gabi’ y ‘Chucky’ ya habían matado a tres ayotzinapos. Tiros en la cabeza “por andar de revoltosos”, les gritaron. Cavaron un hoyo, los echaron, los rociaron con diésel y les prendieron fuego. Ríos fue por más combustible. Cuando regresó llegaban 10 ayotzinapos más, custodiados por “La Vero” y “La Mente”. Seis fueron abatidos a balazos y sepultados luego de quemarlos. Cuatro, molidos a golpes, fueron echados a otra fosa, inconscientes y amarrados de pies y manos.
Si en el cerro, junto a una casa de seguridad en Iguala, habrían sido liquidados entre 13, 17 y hasta 20 normalistas esa noche, ¿cómo es posible que 43 desaparecidos sean ubicados ya en cenizas en el basurero de Cocula?
Quizás a final del sexenio, con el tiempo agotado, a la PGR de Enrique Peña Nieto le quedará decir que “sólo una parte” de los 43 fue incinerada en Cocula. Otros normalistas habrían terminado en fosas por Pueblo Viejo. Y el resto llevados por municipales a Huitzuco. Es un escenario posible, a partir de los testimonios del expediente oficial.