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La era Trump Refundación del Estado… o el caos

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Por: Carlos Ramírez/ Indicador Político


WASHINGTON, D.C.- El día de la protesta fue diverso: tiempo lluvioso pero tolerable sin paraguas, euforia en unos sectores y furia en otros. Los incidentes de violencia se centraron en la zona de la calle 13 y esquinas M y K. Hacia la zona de la calle Pennsylvania, todo fue tranquilidad, con pancartas de repudio pero sin choques violentos.
El discurso inaugural de su gobierno fue de definiciones de lo que quiere Trump, aunque falta que lo dejen o que lo logre. El enfoque aislacionista y proteccionista que resumiría su propuesta dependerá de que el mercado reaccione con dinamismo y el mercado interno detone una nueva fase de desarrollo.
El estilo personal de Trump ha fijado nuevas reglas: “hay un nuevo shérif en el pueblo”, escribió un columnista del New York Post. Y ahí está la clave. A pesar de que la prensa liberal se ha desgañitado en enfatizar los lados negativos de Trump, en los diferentes sectores sociales hay una percepción no tan pesimista.
La presidencia de Trump tendrá tres características:
1.- Un estilo personal y no institucional; si bien no destruirá al Estado, sí buscará someter a control estricto a la burocracia.
2. Su forma de ejercer el poder será el de un CEO –chief executive officer o presidente del consejo de administración–, sin pasar por los consensos en la burocracia.
3.- Y ajustar sus planes a los 18 puntos concretos de su “contrato social” que firmó públicamente –algo así como el “te lo firmo y te lo cumplo” de Peña Nieto– y que cumplirá como empresario de palabra.
La clave, pues, estará en ese contrato social de tres grandes rubros: limpiar la política de corrupción de conflictos de interés, proteger a los trabajadores estadounidenses y restaurar la seguridad y el estado de derecho. Pero a diferencia de los tonos de los discursos demagógicos de los políticos del sistema, Trump ha dicho que irá hasta fondo.
En este sentido, hay cuando menos tres de sus 18 que podrían modificar el sistema político; limitar la permanencia de congresistas y ya no dejarlos hasta su derrota o muerte, obligar a las empresas a invertir aquí y correr riesgos y regresar la centralidad social a los estadounidenses liquidando los santuarios de migración y la laxitud en el tratamiento a extranjeros ilegales.
La diferencia de Trump con otros presidentes radica en la formación empresarial vía resultados, en su repudio a la forma en la que el Estado se ha convertido en una burocracia que limita los negocios y en el hecho de que llego de la empresa privada no sólo sin compromisos con la burocracia del poder sino –y lo sabe muy bien– contra esa burocracia que buscó su derrota.
Hasta donde se ha visto, Trump será muy difícil de doblegar y por eso es más fácil que imponga su estilo a que la burocracia lo dome. En este sentido, a favor de Trump opera la inexistencia de grupos sociales fuertes dentro de la burocracia para frenar sus decisiones de recortes sociales; el día de la toma de posesión esos grupos se redujeron a anarquistas que sólo estallaron la violencia y el sábado a mujeres que ven con temor el retroceso en avances sociales; sin embargo, hay una desarticulación entre grupos radicales y burocracia liberal.
Así que Trump llega con ventaja, aunque su peor enemigo es él mismo.
Política para dummies: La política es la frialdad para analizar los hechos de la realidad, no sucumbir ante los sentimientos propios.