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Entendiendo a Donald Trump

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Por: Vladimir Galeana/ La Coyuntura


Tengo la impresión de que el presidente de Estados Unidos sigue siendo un misterio para los políticos mexicanos. Y no es que el señor Trump se esconda en una máscara al más puro estilo de los embozados que antaño asolaban los parajes solitarios en este México nuestro, simplemente es que hasta ahora no terminan de entender cuáles son a ciencia cierta las pretensiones que tiene con este país, y las aspiraciones de los sectores más radicales de la nación norteamericana que le permitieron convertirse en el hombre más poderoso del mundo, y quien seguramente provocará cambios en la geopolítica internacional.
Suponer cuáles son esas intenciones es el principal yerro de nuestros domésticos exponentes de las estructuras gubernamentales, es más, también de aquellos que presuntamente se dedican a encabezar los órganos encargados de resguardar la seguridad nacional y que cuentan con los aparatos de inteligencia de ultima generación, que siendo honesto no creo que sepan para qué sirven y la forma en que se tienen que utilizar.
Mientras nosotros estamos preocupados por otorgar protección a nuestros migrantes, los norteamericanos se ocupan en mantener su hegemonía mundial, y eso quiere decir que los dicterios que sobre este país endereza el señor Trump cada vez que amanece de mal humor, no son más que un simple juego para mantenerse ocupado. A nosotros nos preocupa enterarnos del contenido de la llamada que hizo al presidente Enrique Peña Nieto, y hacemos todo para analizar si efectivamente le dijo, en broma o en serio. Lo que debiéramos intentar descifrar es de dónde surgió la versión de la llamada, quiénes la filtraron y hasta dónde se pudo evitar que el contenido fuera dado a conocer a los medios de comunicación.
Nuestros servicios de inteligencia mostraron su verdadera cara: la ineficiencia. El señor Trump juega al gato y al ratón con nosotros, porque su misión principal es restablecer la preeminencia de su país en el mundo. Tenemos que entenderlo como el hombre que logró la cúspide, aspiración al de los sectores más bélicos y ultraconservadores de Estados Unidos. México no es el adversario, sino los bloques que se formaron y conformaron en distintas partes de la geografía mundial y a quienes detendrá de una u otra forma. En el momento que quiera doblarle las manos a nuestros gobernantes, con que deporte a cien mil indocumentados tendremos un problema peor que la llamada guerra contra el crimen organizado. El objetivo del señor Trump no es México, sino conquistar nuevamente el mundo y regresar a Estados Unidos a lo que fue cuando ganó la Segunda Guerra Mundial. Ojalá lo entendieran. Al tiempo