www.capitaledomex.com.mx

El pico del pollo

w-full h-auto eagerload wp-post-image
 

Por: Alfredo Albíter


Estamos a horas de cumplir el primer mes del terremoto del 19 S y pareciera que hablamos de algo sucedido en un ayer mayor a 30 días; un lejano momento cuyas heridas, pareciera, cerraron por completo. ¿Culpa de quién? Pues no la hay, según estudiosos del tema es medida de protección, un autobloqueo mental para no prolongar el dolor… La adrenalina provocada por el evento natural se empieza a disipar en el torrente sanguíneo y nuestra vida, con todo y sus prioridades, se apodera de momentos, apenas unos días antes, ya comprometidos con damnificados o con la conciencia propia… La neta es una lástima que terminara la tregua y de nuevo inunden redes sociales con mensajes de fobia política que terminan por impactar a la gente afectada…
El último de estos mensajes en mi poder describe apoyos llegados de Rusia a la Patagonia, de actores y actrices de todos los rincones del mundo, de empresas chicas, grandes y transnacionales, con cifras de muchos ceros… La fuente, como suele suceder en las muy redituables Fake News, es un medio de comunicación, por supuesto sin liga para consultar referencia de día, fecha, año y todo eso. Mas aún ahora resulta que las empresas a quienes hace una semana se les exigía le “entraran con su cuerno” para apoyar a damnificados se les movió el corazón y donaron, no miles, sino millones de pesos. ¡Wow, vaya manera de persuadirlos!… Pero ello no es tema central para este alado, pero sí el compromiso que asumieron decenas de estudiantes, universitarios, de ayudar a levantar hogares, no casas…
Las ocupaciones propias de su edad, de su vida absorben tiempo el fin de semana y cada día es más complicado asistir a cumplir con la palabra empeñada a afectados y afectadas, con esos hombres y mujeres que esperan toda una semana para, literal, seguir reconstruyendo el hogar… La adrenalina bajó, la vida sigue su curso, las emociones cambiaron junto con las prioridades. Una historia que inició con muchos y ahora pocos siguen tan firmes como el primer día… Cierro pico. Shalom.