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¿El crimen organizado hace política?

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Por: Vladimir Galeana/La Coyuntura


Hace tiempo se ha venido discutiendo la participación de la delincuencia organizada en el ejercicio político, y habrá que señalar que pese a las demostraciones de ello, nunca hemos encontrado la forma de evitar que se inmiscuyan en las decisiones de los tres ordenes de gobierno. Y no es que sea muy difícil detectar sus actividades, simplemente es que las complicidades en los procesos de corrupción siguen vigentes y se actualizan día con día.
Siempre hemos analizado, señalado, increpado, reportado y hasta tolerado las actividades de la criminalidad en las estructuras de gobierno, y ha sido producto de esas complicidades que se dan en la industria de la corrupción, y de que los servicios de regulación gubernamental en las calles para el comercio informal y establecido; muchas veces se determinan en base al valor monetario y a las utilidades de los productos que se expenden.
El problema es que ahora se ha presentado otro fenómeno, el del alquiler de los grupos de la delincuencia organizada para fines políticos y de índole electoral. Y no hay que ir muy lejos para constatarlo, porque ocurrió en días pasados y ha seguido presente en diversas partes del territorio a través de las protestas que se han organizado de forma “espontánea” por el incremento en los precios de los combustibles, sobre todo en las zonas donde la oposición al partido gobernante es mayor.
No podemos seguir engañándonos, la criminalidad está al servicio de las falanges opositoras al gobierno.
Organizar saqueos, robos, hurtos, daños a instalaciones implica la estructuración de una estrategia y logística con un alto grado de especialidad. Es más, desde el llamado a participar para otorgarle visos de espontaneidad, observamos a quienes conocen cómo funciona el rencor y el encono social en el manejo de las masas.
De ahí la incitación al saqueo desplegado en las redes sociales que, habrá que aceptar, funcionó exitosamente en los primeros días de las protestas con la mayor impunidad porque los cuerpos policiales no estaban preparados para comportamientos de este tipo. Como siempre, la delincuencia organizada va muy adelante de los mecanismos policiales de prevención y aseguramiento delincuencial. Pero eso no fue todo, también es importante la forma en que buscaron culpar al partido en el gobierno.
Los videos relatando excesos policiales inexistentes, como fue el caso de la manipulación de una presunta represión a estudiantes en el Zócalo de la Ciudad de México mediante inserciones de sombras que impiden la nitidez de la imagen con gritos pidiendo auxilio y relatando lo que no se observa. O los audios señalando atrocidades inexistentes en diversas partes del país, o llamados al saqueo. Ni qué decir de las historias que circulaban por mensajeros sin autoría y solicitando que fueran anunciados entre amigos y familiares. Sin lugar a dudas el crimen organizado está al servicio del mejor postor político, ¿y quién es este? el que mayores beneficios electorales está obteniendo. Al tiempo.