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“El Chapo”, salud mental baja

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Por José Reveles De todo se valen la familia y los abogados defensores del capo mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera para darle un poco de respiro, una especie de salvavidas para enfrentar el enorme naufragio que le aguarda en las cortes que lo juzgan. El principal peligro que amenaza al sinaloense es una o […]


Por José Reveles
De todo se valen la familia y los abogados defensores del capo mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera para darle un poco de respiro, una especie de salvavidas para enfrentar el enorme naufragio que le aguarda en las cortes que lo juzgan. El principal peligro que amenaza al sinaloense es una o varias cadenas perpetuas por 17 cargos que en su contra enderezan las autoridades estadunidenses, que abarcan todo un espectro delictivo incluyendo homicidios, tráfico de drogas y armas por décadas.
Desde tan negra perspectiva, el menor riesgo del capo de 61 años sería que autoridades de Estados Unidos logren ubicar e incautarle unos 14 mil millones de dólares, producto de más de cuatro décadas de encabezar un continuo trasiego de todo tipo de drogas: mariguana, opiáceos, derivados de la amapola, metanfetaminas y otras drogas sintéticas, como el fentanilo a últimas fechas, y de la cocaína que se produce en Colombia, Perú y otros países sudamericanos.
Tras un año y tres meses de estricto régimen de aislamiento en una prisión de extrema seguridad en Nueva York, el deterioro físico del reo es evidente. Una depresión severa y alucinaciones auditivas son parte de las afectaciones del otrora poderoso capo del narcotráfico, que está confinado por lo menos 23 horas al día en una estrecha celda en la que jamás se apaga la luz.
Su joven esposa Emma Coronel Aispuro y el abogado Eduardo Balarezzo acudieron a la Corte Federal del distrito Este de Nueva York para pedir una nueva evaluación sicológica del capo mexicano, porque las restricciones, que incluyen la prohibición de visita conyugal o cualquier contacto físico personal con su esposa, pesan en la salud personal de Guzmán Loera.
En el fondo la defensa alega que, para que alguien sea juzgado, el individuo debe poseer suficiente capacidad mental para defenderse. Y el principal daño que acusa la persona de Guzmán Loera es, precisamente, el de su pensamiento.
Las presuntas disfunciones mentales de “El Chapo”, por las cuales se le suministran fármacos, se suman a una cardiopatía y al padecimiento de diabetes con los que fue diagnosticado desde su reingreso al penal de Alta Seguridad del Altiplano, en febrero de 2014, del cual se fugaría a través de un túnel de más de kilómetro y medio de largo el 11 de julio de 2015. Volvió a ser recapturado, en enero de 2016, y entregado a los Estados Unidos un año después.
Mientras estuvo prófugo, “El Chapo” se dio tiempo para entrevistarse, en algún lugar del llamado Triángulo Dorado del norte de la república, con su admirada actriz Kate del Castillo, y con el actor estadounidense Sean Penn, a quienes otorgó, en exclusiva, los derechos para hacer una película sobre su vida.
En ese contexto, Sean Penn registró en su grabadora a un Guzmán Loera jactándose de que no hay otro jefe en el mundo que trafique más cantidad de droga que él y su Cártel de Sinaloa.
Tampoco había quien le disputara la primacía en sus contactos por más de 50 países del mundo en los que logró presencia de su empresa multinacional en los cinco continentes. Aunque ahora emerge un competidor que sube como la espuma en los negocios ilícitos, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el cual –según la DEA– es el grupo criminal más enriquecido de México en años recientes.
Nadie en Nueva York ni en México ubica aún la fortuna de “El Chapo” Guzmán, mientras él dice sentirse disminuido, enfermo, atosigado por alucinaciones y a punto de enloquecer de soledad. ¿Será?