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Edomex en 2018: corrupción, crimen y, sobre todo, agenda anti-Peña Nieto

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Aunque la elección de gobernador mexiquense es local, los medios la han llevado al primer pulso nacional con el enfrentamiento entre el PRI y la sombra presente de López Obrador. El 2018 se apareció en el instituto electoral mexiquense en el debate del martes en cuando menos tres puntos: 1.- El factor negativo del presidente […]


Aunque la elección de gobernador mexiquense es local, los medios la han llevado al primer pulso nacional con el enfrentamiento entre el PRI y la sombra presente de López Obrador. El 2018 se apareció en el instituto electoral mexiquense en el debate del martes en cuando menos tres puntos:
1.- El factor negativo del presidente Peña Nieto por acusaciones de la oposición, incluyendo el mensaje insistente del PT que operó en varias elecciones de gobernador: cárcel al mandatario saliente.
2.- El impulso de López Obrador a la candidata de Morena fue más bien un autoimpulso de su candidatura presidencial.
3.- La existencia de un voto no corporativo ni partidista. Más de un tercio de los electores no vota por partidos sino por candidatos.
Asimismo, en el debate mexiquense se perfilaron cuando menos tres nuevos factores políticos:
–El voto a cambio de programas asistencialistas.
–La corrupción como el tema central de la indignación social.
–Y advertencias de procesos penales como banderas de campaña presidencial.
El debate de seis candidatos a gobernador del Estado de México elevó la mira a lo nacional 2018 por la sombra de López Obrador detrás de la ineficacia de imagen política de Delfina Gómez, diciendo las cosas al revés, mostrando, a pesar de ser maestra, una baja calidad en el uso de las palabras y la confusión de su pensamiento.
El debate del martes aportó el primer indicio de cómo viene la presidencial y del peso negativo de la figura presidencial en el ánimo político. Alfredo del Mazo Maza se salió del ring nacional y Josefina Vázquez Mota se ahogó en la falta de credibilidad de su imagen de marketing político. Los primeros datos revelaron que el debate no tendrá un efecto adicional en las tendencias electorales conocidas y que la sorpresa vendría del voto no partidista y del voto oculto que hasta ahora ha sido contra el PRI.
Los temas se dividieron: la seguridad es la principal prioridad del ciudadano de a pie aún mayoría en una sociedad de configuración elitista minoritaria, aunque con estridencia en medios y redes; y la corrupción en el gobierno de Peña se perfiló como el tema central de la agenda de las élites disidentes mediáticas no priistas.
Los cuartos de guerra de las candidaturas presidenciales de 2018 tuvieron en el debate mexiquense el primer acercamiento a la sensibilidad de los temas que preocupan a la sociedad. López Obrador, sin estar en el debate, se consolidó como el candidato de Morena que tendrá aún varios meses de escenario político a su servicio, ante el viejo método del tapado –aunque semidestapado– del PRI y, por tanto, el tabasqueño cada día amarrando más sus posibilidades a la fase decreciente del poder presidencial de Peña Nieto; y las disputas internas en el PAN no se resolverán sino hasta finales de año.
Mientras más se tarden PRI y PAN en tener candidatos en competencia, la agenda del debate va a ser fijada por López Obrador para sus propios intereses.
Y mientras más casos de corrupción del Gobierno Federal estallen, mejores condiciones políticas tendrá el tabasqueño.
López Obrador está jugando con el sistema político a su favor.
El debate de candidatos a la gubernatura del Estado de México mostró el indicio más importante de 2018: la agenda anti-Peña Nieto de la oposición como el tema central de la campaña.
Política para dummies: La política parece ser el arte de autoengañarse para engañar a los demás.