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Crisis a la vista

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Por Vladimir Galeana/ La Coyuntura


No sé si nuestros gobernantes hayan decidido quedarse callados para evitar una demostración colectiva de pánico en los sectores productivos del país, o es que no terminan de entender que las cosas se avecinan bastante difíciles en los siguientes años. Quienes sigan pensando que la visita del señor Donald Trump a México fue un acierto y que por ese simple hecho estaremos en mejores condiciones, es que no ha entendido el tamaño del problema que tenemos encima.

La amenaza de romper el Acuerdo de Asociación Transpacífico es el primer evento que pondrá a temblar a los mexicanos a causa de que nunca hemos seguido el primer consejo que daría el peor de los economistas a cualquier gobernante:

fortalecer el mercado interno para evitar desajustes económicos por las amenazas del entorno externo. Cualquier economista que tenga tres dedos de inteligencia sabe que la única forma de evitar una crisis es la fortaleza del consumo interno.

Creo que Ildefonso Guajardo ha estado minimizando la probabilidad de que el señor Trump amanezca un día de mal humor por cualquier circunstancia y decida romper con los acuerdos que le proveen a nuestro país la entrada a los mercados internacionales, porque en el caso de que las cosas ocurran de esa manera, mientras analizamos con otros países el establecimiento de acuerdos bilaterales u otras plataformas comerciales, las cosas se pondrán sumamente graves.

Espero que no tengamos que encender veladoras a la señora Trump para evitar que el presidente de Estados Unidos amanezca de mal humor y nos amargue el día, el mes, y los siguientes años. Guajardo reconoció en el Encuentro Nacional de Microfinanzas que aún sin Estados Unidos, México necesita de una plataforma de integración con los países de Asia-Pacífico porque es una región cuyas economías son las más dinámicas del mundo, lo que pareciera una contradicción con la postura de minimizar el humor del señor Trump.

Cuando escucho a los especialistas decir que la construcción es uno de los detonantes más poderosos de la economía de un país, me pongo a temblar ante la posibilidad de que el único camino que tengamos sea iniciar la construcción del muro en los más de 3 mil 140 kilómetros que tenemos de frontera con nuestro mayor socio comercial. Por otra parte, decir que “si una potencia comercial se retira de un espacio se puede apostar a que otro lo llenará”, no deja de sonar a tranquilizante colectivo.

Qué bueno que tenemos un Acuerdo de Asociación Transpacífico, y qué bueno que está funcionando bien. Pero no podemos olvidar que la frontera de México con Estados Unidos es uno de los lugares con mayor flujo comercial del mundo, y que para nuestra desgracia dependemos en mayor medida de eso que de los tratados que hemos firmado con otras naciones. No creo que este país tenga la necesidad de solicitarle atentamente a la señora Melania Trump que trate bien a su marido para que no pasemos agobios, pero ante la incertidumbre valdría la pena considerarlo, y más por las inversiones chinas que tuvieron preferencia en los últimos años. Al tiempo.