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Tecnología y juguetes chinos, desplazan a los tradicionales

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Ni los Reyes Magos evitarán que el 2020 sea el peor año para la industria del juguete, así lo señaló el presidente de la Unión Industrial del Estado de México (Unidem), Francisco Cuevas Dobarganes, quien dijo que el problema que se arrastra desde hace varios años es multifactorial. Lo anterior, explicó, se debe a la […]


Ni los Reyes Magos evitarán que el 2020 sea el peor año para la industria del juguete, así lo señaló el presidente de la Unión Industrial del Estado de México (Unidem), Francisco Cuevas Dobarganes, quien dijo que el problema que se arrastra desde hace varios años es multifactorial.

Lo anterior, explicó, se debe a la invasión de productos chinos, a la fayuca, al sedentarismo infantil y a la inseguridad, donde estos dos últimos, han ocasionado el desplazamiento de los juguetes por celulares y tecnología.

El director general de la agrupación explicó que la industria se divide en cuatro grupos, la nacional formal e informal y la importada formal e informal.

La nacional formal, es aquella que se estableció en el país desde los años cincuenta a los setentas, principalmente en la Ciudad de México y Estado de México, y que producía de cierta calidad que cumplían con las normas vigentes en su momento y operaban formalmente desde el punto de vista fiscal y laboral.

La nacional informal, funciona desde tiempos prehispánicos y conforma los juguetes de artesanía, que aunque prácticamente se fabrican en toda la República, destacan estados tales como Oaxaca, Guerrero, Puebla y Michoacán.

Y la industria importada formal, se trata principalmente de importaciones de juguetes físicos, manipulativos, simbólicos, de reglas, educativos, mecánicos, eléctricos y electrónicos, son importados principalmente de Japón, Estados Unidos, Corea y China.

Cuevas precisó que estos son productos que cumplen con las normas vigentes en cuanto a materiales, especificaciones y seguridad, son producidos de manera formal y por su importación, si se pagaron aranceles.

Sin embargo, también están los de importación informales, que son producidos principalmente en China y en algunos países de Asia del sureste, son importados a México de manera clandestina y en su mayoría no cumplen con las normas en los materiales, calidad ni de seguridad.

“Desgraciadamente este último grupo es el que ha ganado terreno desde 1988, que fue cuando México entró al GATT y también de alguna manera se empezó a perder el control de las aduanas y con ello se fomentó la llegada de decenas de miles de toneladas de mercancía de “fayuca” que han afectado la recaudación, el empleo y también a la planta productiva. Los juguetes, junto con los textiles y los zapatos, fueron de los segmentos más afectados”, advirtió el director de Unidem.

La Unión refirió que en casi todas las aduanas ingresan productos de contrabando, entre las que destacan las de Manzanillo y Lázaro Cárdenas y en menor medida, las de Veracruz, Tampico, Tuxpan y el AICM; ese tipo de mercancías, llegan con precios por debajo de los productos formales de importación y de los fabricados por las empresas nacionales.

Francisco Cuevas apuntó que ante estos escenarios, la industria formal de México prácticamente ha desaparecido, y sólo se limita algunos productores de juegos de mesa, educativos, bicicletas y similares.

“Por otro lado, el sedentarismo infantil, la inseguridad, la mercadotecnia asociada a la producción de películas y la tecnología, también han contribuido a que la industria mexicana casi haya desaparecido; ya que se cambió el uso de juguetes físicos por el uso de juegos en celulares, tabletas y consolas, ello ha tenido un efecto mucho, peor incluso que las importaciones ilegales”, dijo el líder.

Este próximo Día de Reyes, será el peor en la historia de la industria mexicana, tanto formal como informal, por lo que debe pensarse en una reconversión hacia la producción de más juguetes educativos, de mesa y de construcción, para que los niños y  jóvenes no sólo vean en los juegos de video la única opción para divertirse dentro de casa.

“Sin duda, esta reconversión, debe ir apoyada por un programa de difusión gubernamental en el que se indiquen los efectos sociales, mentales y físicos de pasar tanto tiempo frente a una pantalla”, concluyó Cuevas Dobarganes.