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¿Funcionó el acuerdo sobre inmigración en Europa?

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ATENAS (AP) — En marzo del 2016, los gobiernos europeos llegaron a un acuerdo con Turquía para contener la llegada de cientos de miles de migrantes a Europa a través de territorio turco. Para muchos migrantes que le escapaban a la guerra, el hambre y la pobreza en busca de nuevos horizontes en el continente, […]


ATENAS (AP) — En marzo del 2016, los gobiernos europeos llegaron a un acuerdo con Turquía para contener la llegada de cientos de miles de migrantes a Europa a través de territorio turco. Para muchos migrantes que le escapaban a la guerra, el hambre y la pobreza en busca de nuevos horizontes en el continente, el pacto puso fin a sus sueños.

Tres años después, un vistazo a la implementación del acuerdo y el impacto que tuvo en la migración de personas.

¿QUÉ DECÍA EL ACUERDO UE-TURQUÍA?

Uno de los puntos principales fue que quienes llegasen a las islas griegas procedentes de la costa turca –la ruta preferida en el 2016– serían detenidos y devueltos a Turquía a menos que se aceptasen sus solicitudes de asilo en Grecia. No se les permitía viajar a la parte continental de Grecia, a donde habían llegado cientos de miles de migrantes que luego cruzaron los Balcanes y continuaron hacia el centro y el norte de Europa.

Las deportaciones, sin embargo, no se produjeron como se esperaba. En lugar de esperar y solicitar asilo en su país europeo preferido, los recién llegados pidieron asilo apenas llegaron a las islas, lo que demoró las deportaciones y desbordó completamente el sistema de asilo griego. En la práctica, hubo muy pocas deportaciones.

¿FUNCIONÓ EL ACUERDO?

Sí, en el sentido de que contuvo al menos parcialmente la oleada de gente que intentaba llegar a distintos países de Europa.

Más de 1,2 millones de personas pidieron asilo en países de la UE en el 2015 y nuevamente en el 2016. Esa cifra se redujo a la mitad al año siguiente, en que hubo 654.000 solicitudes, y siguió bajando, a 580.000 en el 2018, según Eurostat, la agencia oficial de estadísticas de la UE. Alemania sigue siendo el destino más popular de quienes buscan el status de refugiados, seguido de Francia y Grecia. Los principales países de origen de los migrantes son Siria, Afganistán e Irak.

La reducción de los números tuvo su costo.

Organismos de ayuda dicen que el acuerdo es inhumano y que ha dejado a miles de personas varadas en condiciones miserables. Poco antes de cumplirse el tercer aniversario, 25 organizaciones de derechos humanos, de asistencia médica y de voluntarios firmaron una carta abierta exhortando a los líderes europeos a que “tomen medidas inmediatas y sostenidas para poner fin a la injusta e innecesaria política de contención”.

Tampoco frenó completamente la llegada de migrantes a las islas griegas, aunque las cifras son muy inferiores a las del momento pico del 2015 y el 2016.

¿CUÁL ES LA SITUACIÓN EN LAS ISLAS?

La decisión de retener a los recién llegados en las islas hizo que miles de personas terminasen alojadas en campamentos atestados. La isla del Samos es la más abrumada, con 4.000 personas que deben acomodarse en un campamento para 648. El campamento más grande del Egeo oriental, el Moria, en la isla de Lesbos, tiene 4.800 personas en instalaciones con capacidad para 3.100 y ha sido muy criticado por las condiciones de vida y la inseguridad.

Las autoridades griegas hacen notar que el tratado UE-Turquía les impide trasladar grandes grupos de gente a otros sitios. Han tratado de aliviar la situación transportando al continente a los migrantes más vulnerables: los enfermos, los ancianos, las familias con hijos pequeños y familias encabezadas por una sola persona (el padre o la madre).

Pero decenas de personas, a veces centenares, siguen llegando todas las semanas.

Hasta el lunes por la noche había 14.742 personas en las islas, la mayoría en Samos, Lesbos, Chios, Leros y Kos.

“Grecia es hoy un vertedero de hombres, mujeres y niños que la Unión Europea no protege”, expresó Emmanuel Goue, de Médicos sin Fronteras, en un comunicado.

“Lo que fue considerado una ‘emergencia’ ha dado paso a niveles inexcusables de sufrimiento humano en las islas griegas y en la parte continental de Grecia”, manifestó Goue. “La UE y la autoridades griegas siguen privando a gente vulnerable de su dignidad y de su salud, en un aparente esfuerzo por disuadir a otros de que vengan. Es una política cruel, inhumana y cínica, y tiene que terminar”.

¿QUÉ PASA EN EL RESTO DE EUROPA?

Las crecientes dificultades para llegar a Europa desde las islas griegas hicieron que los migrantes y los refugiados buscasen rutas alternativas por mar. España fue el principal destino de estos migrantes y recibió 57.000 personas en el 2018. La cifra es más del doble de la del 2017, que fue de 21.000. Organizaciones no gubernamentales y el gobierno español atribuyen el aumento al acuerdo entre la UE y Turquía y a posteriores pactos con Libia, que básicamente cortaron la ruta por el centro del Mediterráneo, usada por embarcaciones para llevar gente de Libia a Italia.

A fines del 2018 y principios del 2019, no obstante, bajó mucho la cantidad de migrantes que llegaron a España por mar.

Más gente muere en su afán por llegar a Europa. Según la Organización Internacional para las Migraciones, unas 2300 personas fallecieron cruzando el Mediterráneo el año pasado, dos veces las muertes del año previo.

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Aritz Parra (Madrid) y Derek Gatopoulos (Atenas) colaboraron en este despacho.