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Biblia en mano, se desmantelan símbolos de Evo Morales

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Por Jorge Esqueda México, 15 Nov (Notimex).- La frecuente aparición de elementos religiosos, de manera señalada la Biblia, en la actual crisis política boliviana, es una forma clara de desplazar los símbolos del Estado Plurinacional que impulsó el depuesto Evo Morales durante casi 14 años. Bolivia es una nación con mayoría de católicos como culto […]


Por Jorge Esqueda

México, 15 Nov (Notimex).- La frecuente aparición de elementos religiosos, de manera señalada la Biblia, en la actual crisis política boliviana, es una forma clara de desplazar los símbolos del Estado Plurinacional que impulsó el depuesto Evo Morales durante casi 14 años.

Bolivia es una nación con mayoría de católicos como culto central, aunque la Constitución del país fija que “El Estado respeta y garantiza la libertad de religión y de creencias espirituales, de acuerdo con sus cosmovisiones. El Estado es independiente de la religión”.

De acuerdo al World Factbook de la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), la iglesia católica es seguida por el 76.8 por ciento de la población boliviana. El resto está repartido entre evangélicos y pentecostales (8.1 por ciento), protestantes (7.9), otras religiones (1.7) y ninguna (5.5).

En ese contexto, apenas el 11 de abril el todavía presidente Morales promulgó la Ley de Libertad Religiosa, Organizaciones Religiosas y Creencias Espirituales, que establece que “todas las iglesias tienen los mismos derechos”, sin iglesias de primera o segunda.

El exmandatario resaltó también que ya nadie estaba obligado a contraer matrimonio bajo el solo culto católico, sino que lo podrían hacer desde sus propias creencias.

Por ello se entiende que haya causado rechazo el impulso a la “Iglesia Católica Apostólica Renovada del Estado Plurinacional”, que fue interpretada como el intento de lanzar una “religión indígena”.

Sin embargo, en realidad se trataba de una situación diferente. Morales a lo largo de su gestión mostró su religiosidad, pero diferente a la católica, de un carácter “ancestral” y atávico, como la ceremonia con la cual inició su tercer mandato el 21 de enero de 2016.

En un “Te Deum inculturado”, oficiado por yatiris -lectores de hojas de coca-, dio gracias a la Pachamama -figura religiosa andina- y al día siguiente asistió a seis rituales.

En ellos se fue limpiado de las energías negativas, para luego arroparse con vestidos específicos, mientras mujeres ritualistas convocaban las energías terrenales.

Más adelante un grupo de hombres captó la energía cósmica para conectarla con el presente a Morales, quien iba vestido de blanco en un atuendo que costó 16 veces el salario mínimo boliviano, describe la revista literaria, de historia social y cultural Caravelle, en su número 108 de 2017.

Se trata de rituales pertenecientes a religiones neoindianas, de acuerdo con la antropología de las religiones, que florecen sobre todo en países como Perú y México, agrega la publicación.

Pero en el seno de la dominante Iglesia Católica boliviana también había una lucha, que salió a la luz por la creación de Toribio Ticona como el tercer cardenal de la historia de Bolivia por el Papa Francisco.

Ticona fue por 14 años alcalde del pueblo minero de Chacarilla, en el departamento de La Paz, de donde también era párroco tras su ordenación en 1968. Luego fue obispo auxiliar de Potosí de 1986 a 1992.

Ya retirado desde 2012, fue una sorpresa su creación cardenalicia en mayo de 2018, recuerda la Deutsche Welle.

Ticona tenía una relación de al menos dos décadas con el primer Papa latinoamericano, a quien conoció en 1995 en la pastoral de los migrantes de Buenos Aires, a donde iba cada año para dar charlas a los migrantes bolivianos en la capital argentina.

Si por su ascenso al cardenalato no se llegó al grado de divisiones, sí hubo fricciones al interior de la iglesia católica de la nación andina. Así, desde hace poco más de un año Ticona es el primer cardenal indígena latinoamericano, que habla quechua, aymara, español y francés, además de que padece el mal de Parkinson.

Es en todo este contexto religioso que la presidenta Jeanine Áñez o el emergente líder Luis Fernando Camacho han blandido el rosario, la cruz y la Biblia como armas contra Morales, un sentido alejado del significado habitual de esos símbolos o elementos religiosos, que se supone unan a todos los humanos.

En manos de sus recientes portadores políticos bolivianos, como símbolos o signos quieren denotar, al menos, la voluntad del regreso de la ortodoxia católica a una nación que, Morales y socialismo aparte, ciertamente es plurinacional y pluricultural.

-Fin de nota-

NTX/I/JEH/JGM