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El fin de semana más triste de la Fórmula 1

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Se cumplen 24 años de la trágica muerte de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger


Seguro en algún momento te has puesto a pensar sobre el primer acercamiento con tu deporte favorito, con tu música preferida o del día que conociste al amor de tu vida.
Hoy les contaré sobre mi primer recuerdo del automovilismo, de categoría que más me agrada y de la primera vez que escuche de la muerte.
Tenía cuatro años, obviamente algunos de mis recuerdos son medio vagos, así que un par de palabras pueden tener discrepancia con la realidad.
Lo que sí tengo presente es estar despierto un domingo hasta muy tarde, mi padre sintonizaba la televisión, veía la repetición de la carrera de San Marino del 1ro de mayo de 1994, recuerdo que miraba tristemente la pantalla, mientras yo jugaba a sus pies.
No entendía la tristeza por la que pasaba mi padre, no recuerdo bien si es que le pregunté sobre lo que pasaba o si simplemente me lo dijo, solo escuche: se murió Senna.
A esa edad la palabra muerte no tenía ningún sentido para mi, es más ¿quién carajo era Senna?, pasó el tiempo y ni siquiera pregunté sobre el acto de ver morir a un hombre en la mítica pista de Imola, Italia.
Pasaron los años y gracias a la influencia de mi padre y mi hermano, me volví un gran aficionado del automovilismo y del futbol, seguramente fue a partir de 1999, cuando mis padres contrataron televisión satelital.
Los domingos eran totalmente deportivos, veíamos desde muy temprano la Fórmula 1, un poco más tarde algo de futbol mexicano o argentino y cerrábamos el telón con alguna carrera de la Cart, categoría que más tarde evolucionó a Champ Car World Series.
La misma pasión por las carreras me llevo un día a preguntarle a mi padre sobre quien para el era el mejor piloto. Ayrton Senna, me respondió al tiempo que me explicaba que para él era simplemente el más grande.
Fue así como comencé a indagar sobre la carrera de Ayrton, el que para mi fue la máxima leyenda del automovilismo y que me da pie, justo hoy, al cumplirse 24 años de su muerte para hablar de lo que se conoce como el fin de semana más triste de la Fórmula 1, mismo que dejó sin vida al austriaco Roland Ratzenberger y al brasileño Ayrton Senna.
El sábado 30 de abril Ratzenberger de la debutante escudería Simtek, formaba parte de las clasificaciones para la carrera del Gran Premio de San Marino.
Ratzenberger salió a la clasificación montado en su inseguro y débil Simtek S94-Ford. Antes de iniciar su vuelta rápida, tuvo una colisión con su compañero David Brabham, que pudo ser importante para el trágico final.
Dicho incidente se dio a una velocidad mayor a 300 km/h, en la curva Villeneuve, la zona más rápida de la pista.
El alerón delantero del Simtek se desprendió, por lo cual el auto tuvo una gran pérdida de adherencia en la parte delantera, suceso que provocó que el vehículo siguiera de frente y se golpeará fuertemente contra el muro.
Tras el accidente, el auto se deslizó por varios metros y paró casi en la famosa curva Tosa, con el austriaco inerte. Ratzenberger fue asistido en la pista, pero no hubo nada que hacer, perdió la vida 15 minutos después de las 14:00 horas.
El auto quedó destrozado, aunque el habitáculo resistió el impacto, no así el cuerpo del piloto. La causa de la muerte fue una fractura de la base del cráneo.

El accidente provocó demasiada tristeza e inseguridad entre los pilotos, especialmente en el piloto de Williams, Ayrton Senna, hombre que sin duda pidió y luchó por la seguridad en las pistas.
El 1 de mayo de 1994 se produjo un gran accidente a la salida del Gran Premio y por lo cual tuvo que ingresar el auto de seguridad, mismo que era mucho más lento que los autos sobre el asfalto.
Este incidente solo aumentaba las ansias y la desesperación del piloto brasileño por querer avanzar rápido (En televisión se veía a Senna hacer señas al conductor del auto de Seguridad para que fuera más rápido).
La carrera se reanudó en la vuelta 6. desgraciadamente en la vuelta 7, el automóvil perdió adherencia en la curva Tamburello, lo que provocó que el bólido saliera de la pista en línea recta aproximadamente a 305 km/h e impactó fuertemente contra un paredón de cemento a 218 km/h.
La rueda delantera derecha se desprendió y golpeó el casco de Senna, mientras que un perdigón de la llanta delantera le atravesó el casco y la visera, lo que provocó fracturas en el cráneo con pérdida de masa encefálica. Cabe destacar que si el perdigón hubiera pasado 2 centimetros más arriba, Ayrton seguiría vivo.
Tras el choque, el brasileño yació inconsciente a la espera de la asistencia médica se acercara hasta el vehículo.
Fue necesario relizarle una traqueotomía in situ, minutos más tarde, fue trasladado en helicóptero al hospital Maggiore de Bolonia, lugar en donde permaneció en coma inducido algunas horas.
Poco después, se confirmó su muerte cerebral.

En el momento del choque de Ayrton, los comisarios del circuito descubrieron una bandera de Austria en el interior del bólido,  seguramente el piloto brasileño iba a homenajear a Roland tras su muerte un día antes.
Este incidente cambió para siempre las medidas de seguridad en la categoría, también inicio la era en que los avances tecnológicos no solo se aplicaron en los autos para correr más rápido, sino para volverlos más seguros.
 
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