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Temazcal, vapor curativo

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En Mesoamérica, desde tiempos antiguos, este baño ancestral ha desempeñado un papel importante en la vida social y religiosa


La tradición del temazcal es milenaria y se dice que sus propiedades curativas son variadas; sin embargo, hasta la fecha no hay estudios que constaten sus beneficios, pero tampoco que reporten perjuicios. Quienes lo practican aseguran que sirve para tratar diversos padecimientos físicos y mentales.
Incluso, la Dirección de Medicina Tradicional y Desarrollo Intercultural asegura que no hay ningún referente científico para demostrar que esta práctica hace daño o que hace bien.
Más que un baño de vapor, la ceremonia del temazcal es empleada desde tiempos prehispánicos como una terapia para sanar la mente, el cuerpo y el alma, y actualmente se mantiene viva, tanto en los pueblos indígenas y en las ciudades.
El término temazcal proviene del náhuatl “temazcalli” que significa “casa de vapor” y antes de la época colonial era común encontrar este tipo sitios en cualquier parte del centro y sur de México.
El espacio al que ingresan las personas para probar de esta medicina ancestral tiene forma de cúpula, la cual simboliza el vientre materno, y está construido a base de adobe, barro o tabique rojo, de tal forma que el vapor permanezca el mayor tiempo.
En el municipio de San Vicente Chicoloapan, al oriente del Valle de México, se localiza Temazcal 21, un lugar en el que al menos una vez por semana se reúnen grupos de personas para iniciar o continuar con su proceso de sanación.
Dos horas antes de que los pacientes lleguen, Leticia González calienta las piedras volcánicas, también llamadas “abuelas” por la carga de información que guardan, además ponen a hervir una infusión de hierbas que se emplea para la curación.
Una vez que el reloj marca la hora de la cita, empiezan a llegar los participantes a este ceremonial. Cambian la ropa casual y los abrigos por vestimenta cómoda, principalmente de algodón, para que el vapor pueda fluir por todo el cuerpo.
Leticia González señala que el uso de paliacates en este proceso es importante, pues no sólo protege el cabello sino que tienen la función de sujetar los pensamientos “para poder estar en el aquí y en el ahora”.
Antes de ingresar al vientre de la madre Tierra, las personas son sahumadas con copal para lograr la mayor concentración y así reciban todos los beneficios de esta terapia milenaria.
“La palabra sahumar viene precisamente de “san” de sanar y “humar” de humo, yo les digo que es el ketorolaco, el paracetamol, la morfina del tiempo de nuestros abuelos, con ello hacemos que la gente se relaje”, señaló.
Se trabaja la relajación, y las personas que entran recuperan un poco de la paz y la energía; además de eliminar toxinas a través del sudor, una terapia en el temazcal ayuda también a estimular la circulación sanguínea y acelerar el metabolismo.
“Es muy amplio el tema de sus beneficios. A nivel orgánico hay muchísimo, desde el momento en que hay un activación de la circulación; la gente se siente con menos dolor, hay una hiperventilación, hay una oxigenación”, apuntó.
Personas que han asistido a este tipo de sesiones manifestaron que el temazcal ayuda a sanar, relajarse y desestresarse después de una larga rutina.