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Fairphone con menos huella ambiental

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Es diferente, basado en principios de comercio justo y responsabilidad ecológica


Rainer Müller es un programador suizo a quien le preocupa el medio ambiente y las condiciones sociales en las que se fabrican los productos que consume. Un tiempo viajó a México, cuando fue activista en una organización de derechos humanos.
Rainer, a sus 46 años, tenía una preocupación pendiente: no quería comprar un celular carísimo a una marca global que no respetara las reglas del comercio sustentable.
Su viejo smartphone no daba para más y, para colmo, la batería se agotaba rápidamente. “Siempre tenía que estar conectado a una fuente eléctrica, ¡era absurdo llamarlo teléfono móvil!”, bromea.
Fue la oportunidad que esperaba. Sus amigos le hablaron de un “teléfono diferente”, el Fairphone, de iniciativa holandesa y cuya primera versión salió al mercado en 2013. Se lo mostraron y se convenció.
Es modulable, es decir, sus principales componentes se pueden desmontar fácilmente y comprar por separado.
Comunicación responsable
La existencia del Fairphone responde a una necesidad ecológica: tan solo en la última década se fabricaron más de 7 mil millones de smartphones, muchos de los cuales terminarán en la basura, después de apenas unos cuantos años de uso.
“Los fabricantes de celulares están generando un daño medioambiental masivo y condiciones de trabajo catastróficas debido a sus dispositivos de corta duración”, señaló Manfred Santen, investigador del departamento de materiales tóxicos y tecnología de Greenpeace.
Los desafíos
El Fairphone, por más contradictorio que parezca, se produce en China, ya que, afirman los representantes de la marca, fue imposible por cuestiones de costo trasladar la fábrica de ensamblaje a un país de Europa del este, como querían.
Aun así, aseguran que las compañías chinas con las que trabajan fueron elegidas según criterios de responsabilidad social.
Llegado este punto, hay que ser realistas: comprar un Fairphone es una acción militante, social y ecológica; no está destinado a un consumidor ávido de nueva tecnología y atrapado por la moda.
Y es que a pesar de su nobleza e indiscutibles ventajas, es difícil concretar proyectos como el Fairphone y, aun más, alcanzar el éxito comercial.
La otra gran iniciativa de “teléfono justo” es PuzzlePhone, un dispositivo también modular con una promesa de vida de 10 años, creado por la empresa Circular Devices.
No obstante, pese a los reconocimientos que recibió, el nuevo teléfono inteligente no pudo salir al mercado a finales de 2016 por falta de fondos.