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Espectáculo nocturno del mar

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La bioluminiscencia es un proceso químico que ocurre en bacterias, hongos, medusas y peces, entre otros


México cuenta con 11 mil 122 kilómetros de litoral al estar rodeado por los océanos Pacífico y el Atlántico. Durante noches oscuras ocasionalmente nuestras playas son espacios de un espectáculo luminoso ocasionado por diversos organismos. Se trata de la bioluminiscencia producida por una fugaz y tenue luz emitida por los organismos marinos.
Se trata de un proceso químico que ocurre por la amplia diversidad de organismos como bacterias, hongos, ciliados, medusas, moluscos, crustáceos, peces y otros.
Jaime Gómez Gutiérrez, doctor en Oceanografía Biológica de la Universidad Estatal de Oregon, quien actualmente trabaja en el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas en La Paz, Baja California Sur, explica que la fosforescencia es producida por la oxidación de una proteína llamada luciferina, cuya reacción es acelerada por la enzima luciferasa, que al entrar en contacto, genera luz.
La Comisión Nacional para el Conocimiento del Uso de la Biodiversidad (Conabio) afirma que actualmente no se cuenta con un listado detallado de las especies con luminosidad.
De acuerdo con sus estimaciones, en México existen 94 especies con esta condición entre bacterias y algas, invertebrados, tanto terrestres como marinos, así como peces.
La evolución de los organismos favorece la bioluminicencia por varios mecanismos debido a las múltiples ventajas que les confiere para buscar presas, evadir depredadores o distraer organismos cuando se sienten amenazados, comunicarse con otros de su especie o buscar pareja para reproducirse.
Generar luz en un lugar donde no hay, es esencial para vivir, por ello muchas de las especies marinas son bioluminiscentes, en especial si se encuentran en lo profundo del mar, donde mimetizarse con el agua significa sobrevivir, y donde a pesar de que los organismos tienen ojos, la luz es intermitente.
Si bien la luciferina siempre está presente en los organismos que los poseen, no produce luz de manera continua, sino hasta que se mezcla con la luciferasa; es decir, la luciferasa es como un apagador que permite crear luz biológica bajo un estímulo externo o interno; sin la enzima luciferasa la luciferina tardaría demasiado tiempo en oxidarse y sería prácticamente inútil para los organismos.
De acuerdo con el doctor Gómez Gutiérrez existen tres estrategias distintas como los organismos marinos producen bioluminiscencia:
Existen organismos unicelulares que producen la luciferina y luciferasa de manera intracelular; es decir, todo el cuerpo está bajo cierto estímulo biolumniscente, como por ejemplo los dinoflagelados y otras especies del fitoplancton que producen floraciones algales con millones de células que, bajo cierto estimulo de turbulencia, hacen que estos organismos produzcan coloraciones en la superficie del mar.
Otros organismos producen fosforescencia de forma extracelular; esto es, la luciferina y la luciferasa son expulsadas fuera del cuerpo para producir una nube brillante en las profundidades que ciegan momentáneamente a su depredador. Estas estrategias las hacen los cefalópodos (pulpos o calamares) y algunos crustáceos de aguas profundas (camarones, percebes, langostinos).
La tercera se efectúa por la simbiosis. Esta es la asociación entre dos o más especies distintas. En este caso, bacterias capaces de producir luz, les gusta colonizar ciertos receptáculos de numerosos animales marinos, donde crecen, se reproducen y generan luz que puede favorecer a las bacterias y a su organismo huésped. Estas son asociaciones benéficas para ambos “donde las bacterias proveen de luz al organismo, y éste le da un espacio y condiciones biológicas indispensables para vivir”. En este caso particular, el organismo no es bioluminiscente, sino que dejan crecer bacterias que sí producen luz.
Muchos crustáceos, moluscos y peces tienen órganos como fotóforos que permiten el crecimiento de bacterias bioluminiscentes; estos, al ser colonizados, emiten fulgor.
En todos los casos, la luz varía de coloración debido a la estructura química de la luciferina y luciferasas (azul, morada, verde, amarilla naranja, roja).
Jaime recuerda ver tenues destellos en el mar, los cuales son causados por agregaciones de peces, o de krill subtropical, el más abundante del Golfo de California (Nyctiphanes simplex) que se observan como pequeños puntos de luz azul en la superficie marina. Otra manera común de presenciar la luz en el agua es bucear de noche, y ya en lo profundo, apagar todas las lámparas submarinas, al agitar los brazos, indica Jaime, se observarán pequeños organismos bioluminiscentes perturbados por el movimiento abrupto del agua.
Sin duda, de acuerdo con los expertos, se trata de un espectáculo marino que sólo un buen observador sin miedo a explorar en una noche oscura puede admirar en una playa con oleaje y sin la presencia de luz artificial.