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El sueño de llevar hielo al desierto

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Hay recursos económicos y tecnológicos para lograrlo, dice la UNAM


Ante la crítica escasez de agua en la región desértica de Emiratos Árabes Unidos se procurará arrastrar un iceberg desde la Antártida y colocarlo frente a las costas de Dubai, proyecto pretencioso que de sólo leerse parece ficción, pero que está a meses de ser una realidad.
Emirates Iceberg Project es el nombre de esta aspiración que busca ofrecer una solución temporal para dotar de agua a los habitantes del país árabe, y que arrancará en el primer trimestre de 2019.
La idea de transportar los témpanos de hielo choca con problemas legales, financieros y logísticos. Esta osadía puede marcar una nueva frontera en la ambición humana por intentar domesticar al planeta y someterlo a sus necesidades, o puede ser un capítulo más del catálogo universal de las ideas incomprendidas.
Raúl Aguirre Gómez, investigador del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacó que es un proyecto muy ambicioso y complejo que requiere enormes recursos económicos para llevarlo a cabo, pero viable gracias a los avances tecnológicos actuales.
“Definitivamente el proyecto es un paliativo a corto plazo; sin duda, ayudará a darle solución momentánea y millones de litros de agua dulce, pero no resolverá los problemas hídricos que afectan a varios países desérticos”, afirmó.
La Antártida está dividida políticamente, algunas partes pertenecen a Argentina, Chile y Rusia, afirmó el catedrático; pero en sí, los icebergs no pertenecen a ninguna nación, son “propiedad” universal.
Aguirre Gómez considera que la causa de los proyectos fallidos de antaño fue que no se contaba con los adelantos tecnológicos de la actualidad; hoy se tiene la capacidad de concretar ideas mediante el uso de recursos técnicos y económicos; sin embargo, el principal problema al que se enfrenta este plan es la logística.
Abdulla Alshehi, CEO de National Advisor Bureau Limited, organismo que lidera Emirates Iceberg Project, señaló que el proceso de selección se hará mediante imágenes satelitales, y se elegirá un enorme bloque plano con pocos montículos, para su mejor aprovechamiento.
“Una vez que el iceberg alcance la orilla de Fujairah, estimamos que tomará entre 60 a 90 días para que se derrita completamente; si la primera operación fuese exitosa, podemos considerar traer otro témpano en el futuro”, afirmó.
Por su parte, el académico de la UNAM comentó que para ejecutar dicho propósito, tuvieron que haber establecido previamente protocolos sobre el impacto ambiental, para que la estrategia no sea vista como pirataje en altamar.
Agregó que en todo caso, serían la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Greenpeace, organismos internacionales ambientalistas o los países que firmaron el Acuerdo de París, quienes podrían interceder para analizar las repercusiones de dichas acciones e incluso solicitar su cancelación.
Sin duda, el nivel del mar se verá afectado de inmediato tras el derretimiento del bloque; asimismo, el tamaño del hábitat de la fauna de la Antártida (focas, pingüinos, lobos marinos, orcas y ballenas) disminuirá considerablemente, aseveró el profesor.
No obstante, el CEO de la empresa que encabeza dicha iniciativa ratificó que “ningún organismo está en contra de este proyecto, porque ayudará a salvar el medio ambiente y el mundo”.