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Comprar casa no es prioridad para los jóvenes

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La mayoría no están interesados en adquirir un inmueble, porque es algo simplemente inaccesible


Nacer, crecer, casarse, reproducirse (comprar coche y casa), envejecer y morir. Esa solía ser la línea de vida de la mayoría de las personas… hace 30 años. Ahora los millennials están escribiendo un nuevo patrón: nacer, crecer, viajar, ¿reproducirse?, trabajar con la finalidad de viajar y disfrutar… Y todavía les faltan unos 35 a 45 años para envejecer, pues hoy tienen entre 19 y 38 años de edad.
“A mí edad, mi papá ya tenía tres hijos. Una casa –la misma en la que vive ahora– y sabía a lo que se iba a dedicar”, dice Antonio Flores, de 34 años y con un hijo de 10. “Yo, lo más que he durado en un trabajo son tres años y aunque en donde estoy ahora me gusta, no sé si seguiré”.
Como a muchos millennials, a Antonio no le interesa invertir en un bien inmueble, siente que un crédito hipotecario es una cadena muy larga y prefiere cambiar de domicilio. “Si mañana cambio de empleo, me volveré a mudar. Es más flexible porque rento; si estuviera ligado a un crédito hipotecario, sentiría un grillete que duraría unos 20 o 30 años”.
¿Invertir en inmuebles? Mucho se dice que los millennials carecen de compromiso a largo plazo; no obstante, la economía global es cada vez más dinámica.
Sólo dos de cada 10 personas alcanzan a cubrir alimentación, vivienda, salud, cultura, ropa, vestido y esparcimiento, mientras que en 1977 lo hacían cuatro de cada 10, explica David Lozano, investigador del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM.
Con los bajos salarios a los que accede buena parte de los trabajadores jóvenes, tendrían que buscar opciones de vivienda, lo que en muchos casos disminuye la calidad de vida y en automático deja de ser una opción.
En cuanto a los créditos ofrecidos por el gobierno para acceder al derecho a la vivienda –a través del Infonavit–, resultan más caros que los bancarios, pues a pesar de mostrar una tasa aparentemente baja de 10 por ciento de interés, el incremento anual al salario mínimo (con el que son medidos los préstamos) hace que la base del crédito también suba cada año.
Lozano considera que comprar un inmueble todavía es una buena inversión, pero también alerta sobre contratar un crédito hipotecario con el Infonavit: “Se ha vuelto obsoleto y ha perdido de vista lo que significa el derecho a la vivienda”.
“Antes, la gente entraba a un trabajo y sabía que debía durar unos 10 o 15 para obtener un crédito hipotecario. Eso dejó de ser una opción para los millennials, por su misma movilidad”, dice Eloy López, experto en finanzas personales y fondos de ahorro para el retiro.
Esto ha llevado a fortalecer la modalidad de renta para estos jóvenes –sobre la compra de inmuebles– y optan por no castigar su estilo de vida, aunque en el largo plazo no los haga propietarios de un inmueble.