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Arquitectura al servicio de zonas rurales

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VACA es una plataforma que busca la mejora habitacional en comunidades agrarias con objeto de enfrentar la pobreza


Al entrar a la casa de Juan Carlos Loyo es inevitable que la vista no se desvíe hacia cada rincón de sus habitaciones. Resaltan los inmensos cuadros, los muebles hechos con material reciclado y diseñados por él mismo. Al fondo lo esperan sus materiales de trabajo, entre ellos la pila de libretas con los diseños hechos en uno de los proyectos más inspiradores: el Programa VACA.
VACA (Veranos Aprende Construye y Ayuda) es una asociación civil, fundada en 2013 por los arquitectos Juan Carlos Loyo y Sara Márquez, con la intención de crear una plataforma de encuentro entre voluntarios universitarios, profesionales de la arquitectura y comunidades rurales, la cual tiene como enfoque la mejora habitacional y de infraestructura, con el propósito de enfrentar la pobreza en diferentes territorios.
Juan Carlos, arquitecto de profesión y amante de las artes, desde distintos frentes siempre ha buscado crear procesos con el fin de “generar círculos de abundancia y desarrollo en comunidad”, por ello ha empleado la arquitectura como herramienta y no como fin, así encara los problemas del país, como la pobreza.
En 2007 era aún estudiante de arquitectura en el Tecnológico de Monterrey y formaba parte de un grupo especial de diseño. En aquellos días, fue aceptado para realizar prácticas en Londres, Inglaterra, durante un par de meses y ahí se le presentó un fuerte cuestionamiento personal: “Pensé, ¿eso qué tiene que ver con México, con el tema rural?, mejor me voy a India con SANGATH bajo Balkrishna Doshi en Ahmedabad, un grande de la arquitectura, con el propósito de trabajar sobre el fenómeno de la pobreza habitacional”.
Sin duda, lo aprendido, visto y vivido en India lo motivó a regresar a México, no sólo para graduarse, sino con el propósito de desarrollar una arquitectura que en el fondo fuera una plataforma de generosidad y no de exclusividad.
“Me di cuenta de que la arquitectura que nos enseñan en las universidades no toca temas como la (vida en) comunidad, la sustentabilidad o la pobreza. Encontré un nicho diferente que no estaba siendo explorado, que es la arquitectura comunitaria, es decir, la cooperación como modelo de desarrollo humano y el uso eficiente de todos los recursos con el propósito de buscar modelos asequibles”, este planteamiento fue la semilla para lo que hoy es VACA.
Voluntarios creativos
El programa VACA invita a voluntarios que bien pueden ser estudiantes de arquitectura, diseño e ingeniería, o simplemente “cualquiera que en verano quiera construir en comunidad” con el propósito de entender el marco de la pobreza en términos rurales en un programa de 20 días con el objetivo de construir un espacio comunitario o productivo para diferentes zonas del país.
Este programa emplea un modelo de construcción y diseño participativo con una visión de inclusión de género para el empoderamiento constructivo, mediante la recuperación de técnicas vernáculas de construcción sustentable empleando materiales de la zona.
Con el propósito de realizar este programa, es importante el diagnóstico clave, cuyo objetivo es determinar si se puede entrar o no al lugar. Las visitas en las comunidades son técnicas, sociales, de mapeo del terreno, pruebas de materiales, los suelos y el clima, “debemos tener la disciplina de entender qué estamos haciendo y qué vamos a detonar, entender las condiciones en las que vive la gente, sobre todo en las poblaciones más vulnerables así como las dificultades para poder mantenerse”.
Cuando el diagnóstico del proyecto es favorable, comienza el diseño de la infraestructura colectiva, el centro comunitario, con la intención de que tenga un impacto en toda la comunidad. Posteriormente, si requieren algo más específico, se comienza con proyectos localizados; justo el programa está en la etapa de desarrollar un programa de vivienda rural, el cual consiste en crear pequeños clúster, con la intención de que la comunidad crezca a la par de sus viviendas.
El segundo paso es estar ahí: el trabajo del arquitecto tiene que ser de campo, con la finalidad de elaborar diseños junto a las personas y responder a las necesidades, empleando los recursos con los que cuente la comunidad y recuperando las técnicas vernáculas de la zona.
Con la finalidad de lograr una apropiación completa de la técnica, los estudiantes aprenden a tener confianza en ella y utilizarla más adelante, mientras se percibe cómo la comunidad recupera sus técnicas vernáculas, de esta manera se genera un círculo virtuoso cuyo objetivo es que estas prácticas sobrevivan a largo plazo.
Este trabajo se financia por medio de “cualquiera que desee apoyar” en especie o monetariamente a través de diversas actividades previas que organiza el equipo de VACA, como subastas, fiestas o donaciones por Internet, todo ello con el objetivo de recaudar fondos que serán usados en la transportación de los voluntarios, estancia, comida, equipo así como en el material más básico para construcción.