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A FONDO-En los márgenes: la vida en los campamentos de personas sin techo en Los Ángeles

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Por Alex Dobuzinskis

LOS ÁNGELES, 4 nov (Reuters) – Después de vivir durante años en la calle, Kimberly Decoursey pasa sus noches en un albergue temporal de Los Ángeles llamado Hollywood Studio Club. Pero de día, todavía se la puede encontrar en la rampa de salida de una autopista con su novio “sin techo “y una comunidad callejera poco fiel a las convenciones sociales.

Decoursey, una mujer de 37 años que creció en hogares de acogida, considera que los amigos que han compartido sus dificultades en las calles de Los Ángeles son su familia. A ella le gustaría que disfruten de lo que ella tiene ahora: una cama, un plato en la mesa y una ducha.

“Muchos de ellos darían un brazo para estar allí dentro”, dijo Decoursey sobre sus camaradas, que viven en sucias tiendas de campaña plantadas en la tierra en el barrio de Hollywood, en Los Ángeles.

Sin embargo, pocas de las 36.000 personas sin hogar que según las estimaciones hay en Los Ángeles han logrado un techo tres años después de que los votantes aprobaran en noviembre de 2016 una medida que recaudó 1.200 millones de dólares para construir viviendas para los indigentes que viven en la calle y las personas pobres.

El elevado coste de construir viviendas permanentes con servicios sociales en uno de los mercados inmobiliarios más caros de Estados Unidos es uno de los mayores obstáculos. También existe oposición entre los propietarios de viviendas a la construcción de este tipo de alojamientos en sus vecindarios.

Algunas personas sin techo tienen sus propios temores acerca de vivir entre extraños y tener que seguir las reglas de los albergues.

Está previsto que el primer proyecto financiado por la medida aprobada en la consulta para proporcionar hogares permanentes con servicios sociales abra a finales de año, según las autoridades.

El problema va en aumento. El número de personas sin techo aumentó un 16 por ciento en enero de 2019 en comparación con el año anterior, según la Autoridad de Servicios para Personas Sin Hogar de Los Ángeles.

Grupos de personas sin techo han instalado tiendas de campaña en aceras y en rincones abandonados de casi todos los barrios de la segunda ciudad más grande del país, desde el rico Bel-Air hasta el vecindario obrero de San Pedro. (Gráfico: https://tmsnrt.rs/35KKnDJ)

El presidente republicano, Donald Trump, dijo en una visita a California en septiembre que las personas que viven en las calles han arruinado el “prestigio” de Los Ángeles y San Francisco y sugirió la posibilidad de una intervención federal. Ese mismo mes, el Gobierno demócrata de Los Ángeles pidió al Tribunal Supremo de Estados Unidos que solicite competencias para barrer por la fuerza los campamentos de personas sin hogar.

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COSTOS BLANDOS

Cuesta 531.000 dólares por unidad construir viviendas permanentes para las personas sin hogar en aplicación de la Proposición HHH, la medida de 1.200 millones de dólares aprobada por los votantes hace tres años, según la Oficina del Controlador de Los Ángeles en un informe publicado en octubre.

Los altos precios de los bienes inmobiliarios (el valor medio de una casa en el conurbano de Los Ángeles es actualmente de alrededor de 650.000 dólares) son solo en parte responsables, dijo el controlador Ron Galperin en una entrevista telefónica.

El mayor esfuerzo financiero viene de los “costos blandos”, como las tarifas de diseño arquitectónico, los permisos y las inspecciones.

“En la actualidad, para construir casi cualquier cosa en Los Ángeles, se necesita un pequeño ejército de abogados y cabilderos”, dice Galperin.

El plan de la ciudad de colocar centros para personas sin hogar en el área metropolitana provocó una reacción furibunda de algunos residentes, preocupados por la posibilidad de que deprima el valores de sus inmuebles. En el rico barrio de Venice, junto a la playa, donde el precio medio de la vivienda se acerca a los 2 millones de dólares, algunos residentes han acudido a los tribunales para oponerse a la construcción de un albergue.

Los servicios ofrecidos en los alojamientos para ayudar a las personas sin hogar (clínicas médicas y espacio de oficinas para trabajadores sociales y otros empleados) son otro factor que genera costos, según las autoridades de la ciudad.

Esos servicios cuestan en promedio 7.000 dólares por unidad al año, a cargo del Gobierno del condado de Los Ángeles.

Las personas que salen de las calles tienen muchas necesidades, según los defensores de este colectivo.

Al igual que Decoursey, el 15 por ciento de los adultos sin hogar alguna vez ha estado en hogares de acogida, según la Autoridad de Servicios para Personas sin Hogar.

Un informe publicado este mes por el Laboratorio de Políticas de California en Los Ángeles, que recopiló datos de encuestas entre 64.000 personas sin hogar adultas solteras en todo el país, reveló que la mitad de ellos informaron de que padecían una mezcla de condiciones físicas, mentales y de abuso de sustancias.

En el condado de Los Ángeles, la tasa de mortalidad entre las personas sin hogar ha aumentado en los últimos cinco años, con más de 1.000 fallecidos en 2018 por causas como enfermedades cardíacas y sobredosis de drogas, según el Departamento de Salud Pública del condado.

Si bien es cierto que los albergues tradicionalmente han prohibido el consumo de drogas y alcohol, los funcionarios han comenzado a eliminar el requisito de sobriedad para viviendas de acogida, bajo un modelo llamado “Vivienda primero” que se ha utilizado en Canadá y otras partes de Estados Unidos.

Los Ángeles ya había construido algunas unidades de vivienda permanentes con servicios de apoyo incluso antes de la inyección de los 1.200 millones de dólares de la Propuesta HHH. Se llenan rápidamente y generan largas listas de espera, según autoridades de la ciudad.

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MASCOTAS NO

Kenny Miles Bard, de 61 años, que vivía en su sedán estacionado en una calle empinada de Hollywood, dijo que no le gustaban las reglas ni sus compañeros en un albergue que probó una vez.

“Aquí tienes más control de tu propio destino, por así decirlo, y si hay personas con las que no quieres estar, no tienes que estar cerca de ellas”, dijo. “Vas a otro lado”.

Tal rechazo a quedarse en un refugio es compartido por una parte de la población sin hogar, dijo Benjamin Henwood, profesor asociado de trabajo social en la Universidad del Sur de California.

“Si la opción es ir a un refugio, a lo mejor te dicen ‘No, gracias’, porque un refugio puede ser un lugar donde a veces te roban, te asaltan o te despiertan, o te obligan a acostarte a cierta hora”, dice. “Si les ofreces un espacio privado de verdad, la mayoría de las personas acepta la oferta”.

Sin embargo, una de cada siete personas sin hogar en Los Ángeles tiene una mascota y puede ser reacio a separarse de ella, dijo Henwood.

Una organización sin fines de lucro en Los Ángeles, People Assisting the Homeless, está haciendo que los refugios en los que opera sean más acogedores al permitirles mascotas, por el apoyo emocional que proporcionan y por la mayor seguridad de que no les van a robar las posesiones, dijo su director asociado, Jesús Torres.

En el campamento de Hollywood, Decoursey, quien dice que se ha enfrentado en el pasado con una adicción a la cocaína y ha estado sin hogar durante gran parte de su vida adulta, habla de un “padre de la calle” y de otros transeúntes a los que considera hermanos, hermanas, sobrinos y primos.

“Las circunstancias aquí son peligrosas”, dijo Decoursey mientras examina su antiguo campamento. “Cuanto antes nos pueda alojar a todos, mejor”.

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(Por Alex Dobuzinskis; Edición de Bill Tarrant y Dan Grebler; traducido por Tomás Cobos)